Otra vez, ¿dónde está el dinero?

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21 November 2016

La pregunta esencial que hay que hacerle al Gobierno cuando clama que no tiene dinero para pagar sus deudas —como lo hizo hace unas semanas y como lo hará dentro de pocas semanas— es: ¿dónde está el dinero? Hay personas que creen que está en depósitos en el sistema bancario (el banco central más los bancos comerciales). La gráfica 1 parecería darles la razón: en las últimas semanas el Gobierno central ha tenido entre $400 y $600 millones en el sistema, más que suficiente para pagar lo que necesitaba para abonar a sus deudas en este año, que era entre 200 y 300 millones.

El problema es que esas deudas no eran lo único que tenía que pagar el Gobierno. Tiene que pagar sueldos, salarios y muchas cosas más. Estos gastos han sido en promedio $367 millones durante los últimos 12 meses. Usando este promedio, vemos en la Gráfica 2 que los depósitos representan 1.57 meses de gastos, pero, como se ve también en ambas gráficas, diciembre es un mes en el que se gasta mucho más que en el promedio, de modo que para diciembre de 2013, 2014 y 2015 los depósitos han bajado hasta ser iguales a sólo un mes de gastos. De este modo, si el Gobierno usara sus depósitos en el sistema bancario para pagar las deudas, tendría que dejar de pagar otras obligaciones. Es decir, como ha estado haciendo últimamente, hubiera tenido que desvestir a un santo para vestir a otro. Por supuesto, el Gobierno podría haber obligado a las instituciones autónomas a que le pagaran dividendos para poder apoderarse de los depósitos de ellas, pero ellas también tienen obligaciones propias. Sería desvestir a otros santos.

El Gobierno hubiera podido pagar porque tenía autorización para emitir $300 millones más en Letes. Pero, en todo caso, el tema aquí no es si este mes, o esta semana, no hay dinero para pagar deudas, sino que la capacidad del Gobierno para cumplir con sus obligaciones (deudas y otras) se ha disminuido y el Gobierno no quiere mejorarla.

La gráfica siguiente muestra el error de concentrarse sólo en un momento del tiempo y en un solo indicador con el caso de los bancos comerciales. Como se muestra en la gráfica 3, los depósitos del Gobierno central en estos bancos (línea azul) han ido aumentando. Cualquiera podría pensar que eso demuestra que la situación financiera del Gobierno ha ido mejorando. Pero ahora mire la línea roja: los créditos de los bancos al Gobierno, que han subido como cohete. El Gobierno ha podido subir sus depósitos en los bancos porque los bancos le han dado el dinero para que los suba, y más.

La gráfica muestra cómo el Gobierno ha jugado este juego con los bancos en los últimos años, en términos netos (es decir, restando los depósitos del Gobierno del crédito que le han dado al mismo Gobierno). Note cómo en septiembre de 2014 el Gobierno pagó casi todas sus deudas con los bancos. Pero ahora note como les metió a gran velocidad nueva deuda sin aumentar mucho sus depósitos, de tal manera que ahora la deuda neta está en cerca de 800 millones de dólares.

Es decir, en el juego, el Gobierno logra que los bancos le den más crédito, con una garantía que cada vez es más débil. ¿Por qué? Porque antes de la operación, ellos tenían deuda de un país que debía X millones de dólares. Ahora, tendrán deuda de un país que debe X más $550 millones. Si este juego sigue, tendrán la garantía de un país que debe X más 1,200 ó 2,400 ó 3,600 millones más.

¿Cuál es el problema entonces? El problema es la hemorragia. Darles el dinero sin condiciones como se les dio en esta gran charada de las últimas semanas no ayuda ni al pueblo salvadoreño (que debe cada vez más sin recibir ningún beneficio más), ni a los bancos, ni a los otros acreedores. Es como cuando un enfermo tiene una gran y creciente hemorragia y sólo se le pone más sangre pero no se le hace un torniquete. El problema no es preguntarse si en un determinado momento hubiera aguantado más el paciente, sino qué hay que hacer para que no se siga desangrando.

Hay mucha gente que en el nerviosismo interpreta los intentos de detener la hemorragia como conspiraciones políticas para que el Gobierno entre en impago. Esto es la realidad al revés, el resultado de un mal análisis. Si usted quiere que el Gobierno entre en impago, dele todo el dinero que quiera. Seguirá haciendo la misma maniobra que puede ver en las gráficas y eventualmente no podrá pagar. Si quiere que no caiga en impago, hay que imponerle disciplina fiscal. Ya se perdió una oportunidad de hacerlo con los primeros $550 millones. Ojalá no se pierdan las otras que vendrán muy rápidamente, porque el Gobierno sigue tan desaforado fiscalmente o más que antes.

¿Y cuál es la pregunta? ¿Dónde está todo ese dinero que el Gobierno ha recibido con todos esos impuestos altos que ha puesto y con todas las deudas que ha adquirido? Ahora, antes de que el Gobierno venga otra vez a pedir dinero, que lo hará muy pronto, es indispensable preguntarle: ¿dónde está el dinero? ¿Por qué antes alcanzaba y ahora no, a pesar de que es mucho más?

NOTA: Fuentes de datos: International Financial Statistics del Fondo Monetario

Internacional y Banco Central de Reserva (BCR).