La confesión

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13 February 2016

E

l Secretario Técnico dijo ayer que si no lograban obtener el dinero de las pensiones van a desdolarizar porque ellos lo que necesitan es dinero, y con la dolarización no pueden crear dinero a voluntad. Estas declaraciones son muy reveladoras en varias dimensiones.

Primero, dejan tan claro como el agua que la motivación que mueve al gobierno para expropiar las pensiones no es mejorar las pensiones ni su administración sino quedarse con los ahorros de los cotizantes. Lo que quiere es el dinero. Esto es confesar lo que tanta gente, incluyendo los sindicatos, hemos dicho por mucho tiempo. El gobierno ahora ha confesado así sus verdaderas intenciones.

Segundo, en esas frases reveladoras, hizo ver que si no pueden expropiarle las pensiones al pueblo, están dispuestos a expropiarle los dólares a cambio de una moneda que ellos pueden crear a voluntad y que en muy poco tiempo perderá todo su valor porque la imprimirán a mansalva. Viendo la irresponsabilidad con la que han manejado las finanzas del gobierno, imagínense ustedes la irresponsabilidad con la que manejarían la creación de colones para pagar todos los gastos del gobierno.

Tercero, el secretario técnico dijo que el estado necesita el dinero desesperadamente para pagar las deudas del gobierno, y enfatizó que esas deudas incluyen no solo las deudas que se le deben a salvadoreños sino también la deuda externa, que él reconoció que hay que pagar siempre a tiempo. Por eso, dijo él, si no expropian las pensiones, tendrán que emitir colones para poder pagarlas. Al decir esto, el Secretario Técnico parece creer que las deudas contratadas en dólares se pueden pagar en colones. Pero esto no es así. Nadie se va a considerar pagado de sus préstamos en dólares si se les trata de pagar con colones. Ni los venezolanos mismos aceptarían que ALBA les pagara en colones.

Si el Secretario entiende esto, sus palabras entonces son aun más reveladoras ya que lo que dijo significaría que el gobierno está pensando en expropiar los dólares, obligando su entrega al gobierno para darles colones a la gente—no solo en efectivo sino en sus cuentas. Ellas equivalen a a decir, "si no podemos quitarles las pensiones, les vamos a quitar los dólares". Con los dólares los del FMLN podrían comprar todo lo que quieran. Con colones, la gente podría comprar solo lo que el FMLN les permita.

Los costos de la expropiación de los dólares serían altísimos para la población. En poco tiempo, con la inflación realmente alta, la moneda se devaluaría y los intereses se irían al cielo, a no menos de 25 a 30 por ciento en los créditos por los que ahora se paga 7 por ciento. El crédito de largo plazo para comprar vivienda colapsaría. La construcción se vendría al suelo. La gente que tiene deudas entraría en problemas para pagarlas. Los que no tienen deudas sufrirían también, porque con las tasas altas por los créditos la poca inversión que hay ahora se vendría al suelo, y habría todavía más desempleo. El desorden de la economía del país se multiplicaría.

El gobierno parece entender lo terribles que serían las consecuencias de desdolarizar. El Secretario Técnico dijo que el FMLN no había propuesto ni apoyado la dolarización, pero que sí estaba consciente de lo que significaría su derrumbamiento. Pero parece que no entienden que la magnitud del desastre terminaría con el FMLN.

El FMLN parece el piloto de un avión que les dijera a los pasajeros que si no le dan más dinero va a estrellar el avión, sin realizar que si cumple su amenaza estaría destruyéndose él mismo. Si el FMLN desdolariza, es seguro que perdería las elecciones del 2018 y 2019, así como perdieron los socialistas del siglo XXI en las recientes elecciones parlamentarias en Venezuela. Pero esto sucedería a un costo terrible para El Salvador.

En realidad, el gobierno del FMLN parece no entender que la dolarización es lo único que lo ha salvado del desastre económico que botó a los sandinistas en su primera vuelta y que está llevando a su destrucción a los socialistas del siglo XXI. Con los gastos desaforados, el gobierno ya habría impreso miles de millones de colones, los precios ya estarían como en Venezuela, y, así como allá, no habría cosas para comprar en los supermercados.

La ciudadanía no tiene que aceptar esta opción que le presenta el gobierno: o quitarse un brazo o quitarse el otro. El pueblo tiene que dejarle claro al gobierno que no está dispuesto a permitir que por ningún motivo se expropien los ahorros de las pensiones o el poder adquisitivo en dólares de sus salarios. Hay muchas maneras en las que se puede resolver el problema fiscal sin tener que despojar a la población si lo manejan manos competentes.