Promover un crecimiento económico que, a la vez, contribuya a la reducción de la pobreza en nuestro país es la encomiable tarea que tiene el programa FOMILENIO II, un esfuerzo conjunto de los gobiernos de El Salvador y de los Estados Unidos de América, a través de la Corporación del Reto del Milenio (MCC).
Por segunda ocasión, ambas naciones nos hemos asociado para emprender una iniciativa de esta envergadura y, precisamente esta semana, hemos sido testigos de uno de los primeros frutos que cosechamos desde que comenzó a correr el reloj de los cinco años del convenio, en septiembre pasado. Se trata de un acuerdo de inversión público-privada con la empresa Aeroman, que ha destinado ya 32.2 millones de dólares a la construcción de un nuevo hangar en sus instalaciones en Comalapa, generando con ello nuevas oportunidades de empleo de calidad.
Pero esa nueva fuerza laboral, por supuesto, requiere de una especial calificación técnica y es ahí donde entra el aporte público. Es que además de la inversión privada, hay que subrayar que gracias a un financiamiento de 3.4 millones de dólares de FOMILENIO II, a través de su fondo Apuesta por Inversiones (API), son más de 800 jóvenes los que se verán beneficiados con esa capacitación específica en mantenimiento de aeronaves y, a partir de contar con dichos estudios, serán contratados por la compañía.
Esta es solo la primera de las cosechas en el marco de API, que ya procesa actualmente otras 22 aplicaciones de privados para desarrollar sus proyectos en diferentes partes del territorio nacional, y que para concretar sus inversiones necesitan el apoyo del gobierno con la provisión de infraestructura y servicios públicos, como es el caso de las capacitaciones.
Todo esto se suma también a otras acciones que ya están bastante encaminadas en la implementación del programa, como la próxima intervención para mejorar la calidad educativa en 45 Sistemas Integrados de Escuela Inclusiva de Tiempo Pleno, los estudios para evaluar otros posibles Asocios Público-Privados, la estrategia del Organismo de Mejora Regulatoria y la ampliación, a partir del año 2017, de un tramo de 24 kilómetros de la carretera del litoral.
El reto para FOMILENIO II, en definitiva, es grande y está en la más alta expectativa de la población, que con el primer convenio implementado en conjunto con la MCC, entre 2007 y 2012, vio muchos beneficios tangibles en la franja norte del país. De hecho, como resultado de ese primer FOMILENIO, alrededor de 4 millones de dólares fueron otorgados en créditos, apoyos directos y asistencia técnica a proyectos locales de desarrollo productivo, teniendo hoy por hoy una buena cantidad de emprendimientos que siguen operando con éxito en la zona y dinamizando su economía.
Otras 146 mil personas tuvieron electrificación, casi 26 mil accedieron a agua potable, cerca de 12 mil jóvenes fueron capacitados en oficios diversos, y se estima que más de 600 mil personas se vieron beneficiadas con la construcción de la Carretera Longitudinal del Norte.
En fin, un impacto tal que, según el Mapa de Pobreza Multidimensional presentado el año pasado por la Secretaría Técnica y de Planificación de la Presidencia, es precisamente en algunos de los departamentos de la zona norte, como Chalatenango, donde hoy se registran tasas de pobreza multidimensional inferiores, después de haber sido uno de los territorios más pobres del país.
A este nivel de impacto – y aún más – aspiramos ahora con esta nueva apuesta nacional que, probablemente menos visible en términos de obra física, pero con más fortalecimiento institucional y generación de condiciones para un mejor clima de inversiones, pretende dejar un legado al país para cimentar las bases de un nuevo ciclo de crecimiento económico y reducción de la pobreza.
Que sea entonces para FOMILENIO II y para la Corporación del Reto del Milenio todo el respaldo de los salvadoreños y salvadoreñas en esta titánica tarea que, sin duda, nos permitirá seguir celebrando más éxitos en los próximos años.
*Ministro de Relaciones Exteriores