“La política del espectáculo…”

Aznar nos recordó, citando al Nobel de Literatura, que ahora tienen mayores posibilidades de ganar una elección los que poseen aptitudes histriónicas y los que explotan la presencia mediática debido a cualquier acción.

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27 April 2016

La edición número dieciséis del Encuentro Nacional de la Empresa Privada (ENADE) nos deja por lo menos tres hechos políticos relevantes. El primero tiene relación con la ausencia del Presidente de la República. A diferencia de la administración anterior, en la que la confrontación y la descalificación del ex mandatario hacia los dirigentes de la Asociación Nacional de la Empresa privada (ANEP) marcaron su gestión, durante los dos primeros años del actual gobernante, ese tipo de insultos y ofensas han sido excepcionales. Asimismo, aunque con muy pocos resultados concretos, el presidente Sánchez Cerén ha constituido una serie de instancias de diálogo en las que participan diferentes actores de la vida nacional incluyendo el sector privado organizado. Por esa razón, la inasistencia del mandatario al XVI ENADE es contradictoria con su afán de construir puentes de entendimiento con los hombres de negocios.

Si algún período presidencial se caracterizó por el enfrentamiento y por la falta de consensos entre el sector público y los empresarios fue el del quinquenio 2009-2014. Sin embargo, el ex titular del Ejecutivo concurrió a los cinco cónclaves organizados por la ANEP que correspondieron a los años de su presidencia. Los discursos de quienes dirigían al gobierno y a la gremial de gremiales, a pesar de guardar las formas, siempre se distinguieron por ácidas y recíprocas acusaciones en las que el líder de la ANEP exigía seguridad jurídica y un rumbo adecuado de país y el ex presidente se defendía señalando que no contaba con la cooperación del empresariado. Lo relevante en todo caso, no es el contenido de los discursos, sino la presencia del máximo funcionario del gobierno central en un evento que, desde el año 2000, es el principal acontecimiento que reúne a la comunidad empresarial, instituciones de gobierno, sindicatos y sociedad civil organizada, además de la comunidad internacional.

El vacío que originó la decisión del actual presidente, por primera ocasión después de más de tres quinquenios de existencia del ENADE, si bien no representa un quiebre en las relaciones entre el gobierno y las asociaciones gremiales, lamentablemente puede ser la pista que confirma el doble discurso de las autoridades en cuanto a su disposición de construir, conjuntamente con los empresarios, una visión de país.

Por otra parte el ex presidente del gobierno español, José María Aznar, hizo retumbar el salón cuando afirmó que más que política, necesitamos “buena política” y que, en sustitución de más políticos, requerimos de “buenos políticos”. También pidió terminar con la “política del espectáculo”. Al mejor estilo de Mario Vargas Llosa, que en su ensayo “La civilización del espectáculo” hace un recuento de la deformación del comportamiento humano en pleno siglo XXI, Aznar nos recordó, citando al Nobel de Literatura, que ahora tienen mayores posibilidades de ganar una elección los que poseen aptitudes histriónicas y además los que explotan la presencia mediática debido a cualquier acción, por insignificante que sea. Asimismo, rememorar a la audiencia que durante su período al frente del gobierno, España vivió la mejor época de su historia, con la creación de más de cinco millones de empleos, el equilibrio de las finanzas públicas y el mayor crecimiento económico, motivó otra fuerte sacudida en el hotel sede, advirtiendo la aspiración de la concurrencia para que en El Salvador se adopten las decisiones estratégicas que permitan una eficaz administración del Estado.

El tercer suceso, entre otros muchos que cada quien pudo testimoniar en el foro empresarial, fue la presencia del Fiscal General de la República. En un momento en el que la ciudadanía latinoamericana exige un combate decidido contra la impunidad y la corrupción, encontrar funcionarios comprometidos con el cumplimiento de sus atribuciones constitucionales, anima a la población y evita que su frustración alimente con el virus de la anarquía a toda una nación, donde cada quien busque impartir justicia, a falta de instituciones que apliquen la ley e impongan el castigo que corresponde conforme a derecho. La ovación para el representante legal del Estado, no obstante el poco tiempo en el ejercicio de su cargo, denota una auténtica esperanza de quienes anhelan un lugar en el que el orden, la disciplina y el Estado de Derecho orienten la vida en sociedad.
  

*Columnista de El Diario de Hoy