ANDA, reflejo del resto

Estas líneas pueden servir al Ejecutivo para reflexionar y corregir en su forma de gobernar, o también pueden hacer lo que siempre hacen, descalificar al que las escribe.

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27 April 2016

Ojalá el problema de gestión del agua fuera la excepción y no la regla en el Ejecutivo, pero tristemente es lo segundo. Como ha quedado evidenciado por diversos documentos y estudios, este es un problema de administración del recurso hídrico, no de escasez del mismo como nos quieren hacer pensar. Según declaraciones del presidente de ANDA, un 47 % de lo producido se pierde por fugas o conexiones ilegales. Porque, en estos 7 años de gestión, ha dedicado recursos a publicidad de la autónoma, que bien pudieran haber sido destinados a reparar las fugas, es algo que sobrepasa mi entendimiento. Nuevamente, usar el dinero que no alcanza para publicidad no es la excepción sino la regla desde el 2004, año en que Elías Antonio Saca puso de moda el mercadeo como solución a los problemas reales.

No se necesita ser experto en manejo de recursos hídricos para entender que la falta de una planificación integral, y carencia de establecimiento de prioridades para el uso adecuado de recursos en la gestión de la autónoma, son el dedo inflamado que no permite avanzar. Como ya es costumbre, están abordando el problema vía emergencia nacional, es decir, ya no saben ni dónde poner el comal. Mientras tanto, la ministra de Medio Ambiente ha dejado de comer pupusas y pan dulce, como protesta por el retraso en la aprobación de la ley de agua. Lo que no hemos visto en estos años de gestión, en los cuales ha fungido primero como viceministra en la era Funes y ahora ministra de Medio Ambiente, son campañas de arborización, reciclaje, reutilización de materiales, recolección de basura, limpieza de cuencas y lagos, reducción en el uso de desechables, educación de la población en el manejo de desperdicios, o mejor aún, una que aborde todos estos temas de forma integral. Se evidencia que no hay un plan para resolver el problema de cara al futuro, están abordando la crisis y nada más, cosa muy normal en la mayoría de las carteras o dependencias del Ejecutivo.

Al revisar los currículums de Lina Pohl y Marco Fortín en el Portal de Transparencia, queda la enorme duda de por qué están al frente del Ministerio de Medio Ambiente y ANDA respectivamente. La ministra es socióloga de profesión con una maestría en Ciencias Sociales, con especialidad en movimientos sociales. Su experiencia laboral previo a ingresar como viceministra era nula en temas medioambientales. Fortín, por su lado, es al menos ingeniero civil, pero buena parte de su experiencia laboral ha sido como gerente financiero de empresas constructoras, no hay nada en su currículum que indique que tiene la formación o experiencia específica para la administración de ANDA. Nuevamente, estamos frente a la norma en administración pública nacional: contratan al amigo, al que por cuota le toca o al fiel al partido, capacidad o experiencia relevante casi siempre nos la salen debiendo.

La prepotencia tampoco es exclusiva de Marco Fortín, tenemos otros exponentes, como el secretario de Transparencia, Participación Ciudadana y Anticorrupción Marcos Rodríguez, quien con sus respuestas evidencia su altanería y ausencia de educación. Recientemente, el mismo vicepresidente Ortiz hizo gala de su lado prepotente con sus respuestas a distintos medios de comunicación, en el marco de la investigación periodística que expuso su sociedad con José Adán Salazar Umaña, alias “Chepe Diablo”, señalado como capo de la droga por el Departamento del Tesoro de Estados Unidos. Es esa prepotencia la que les impide escuchar a terceros, desperdiciando oportunidades valiosas de incorporar a su gestión, sugerencias o planes elaborados por expertos, por no ser estos afines a su línea ideológica, como sucedió con Rudolf Giuliani.

Estas líneas pueden servir al Ejecutivo para reflexionar y corregir en su forma de gobernar, o también pueden hacer lo que siempre hacen, descalificar al que las escribe, tildarme de desestabilizador o en fin una serie de argumentos ad hominem que impiden la construcción de un diálogo legítimo y edificante entre los diferentes actores de la vida nacional.
     

*Colaborador de El Diario de Hoy
@jpelsalvador