En ARENA, he sentido una corriente renovadora, percibo una pasión por el cambio, lo cual es un alivio, una esperanza, porque veo que el partido podría regresar a sus orígenes y abrazar los principios y valores con los cuales se formó. Veo una actitud diferente, una nueva cara; hay gente joven, profesional, proba, capaz, humilde, patriota y propositiva. Al hablar con ellos, me enfatizaron que el país anda mal y que hay que rescatarlo. Y ha llegado el momento de actuar, de ser patriotas, de ser verdaderos salvadoreños, de ser valientes. Ya no debe privar el protagonismo sino el espíritu de servicio, el rechazo al bienestar personal en favor del bienestar colectivo, el rechazo a la prepotencia en favor de la humildad, el rechazo a lo selectivo en favor de la inclusión general sin distinción de colores políticos ni clases sociales. Solo así podemos sumar y agrupar miles de salvadoreños que añoran la paz, la justicia, el progreso, el trabajo, la libertad y la democracia. Solo así podremos resolver los grandes retos y enormes calamidades que aquejan al país. Monseñor José Luis Escobar Alas dijo acertadamente: “es un estado fallido”.
Nuestra patria tiene múltiples problemas empezando por la situación económica. La historia nos ha enseñado que no se puede reactivar una economía con medidas socialistas, populistas, inoperantes. Los impuestos excesivos, inconsultos, caprichosos e improvisados, solo sirven para ahuyentar las inversiones, para quebrar empresas, para aumentar la pobreza y reducir la economía. En este mundo cambiante, con tecnología avanzada y con información al instante, el capital es volátil y va adonde encuentra las mejores condiciones para invertir. Y un país donde no hay inversión es un país condenado al fracaso, a la pobreza, a la falta de oportunidades, al desempleo, a la delincuencia y a las limitaciones. No hay que inventarse la pólvora para elegir el rumbo: emulemos a Singapur, Japón, Estados Unidos, Chile, etc.
Y hablando de Chile es interesante observar la gráfica que adjunto a la presente. Fuente: ECLAC 1970 a 1989, FMI 1998 a 2015. Titulada: “Chile-Crecimiento económico”. En la era del General Augusto Pinochet, se contrató a los “Chicago Boys”, brillantes economistas norteamericanos, para diseñar, dirigir y administrar la economía chilena. El resultado se conoció como el “milagro chileno”, porque la economía se catapultó al cielo, después de estar en el fondo y Chile se convirtió en el país más sólido económicamente de Sur y Centro América. Aunque después con gobiernos socialistas como el de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet, descendió increíblemente, hasta que llegó un estadista de derecha como es el expresidente Sebastián Piñera, graduado de Harvard con un Máster y un Doctorado en Economía, que la situación económica despuntó otra vez. “Los Chicago Boys” dejaron una economía tan sólida que los norte- americanos no les exigen visa a los chilenos porque ellos no necesitan buscar el sueño americano en otro país, lo tienen en su propia tierra.
Ahora de nuevo con un gobierno socialista de la Presidenta Bachelet, la economía ha descendido nuevamente casi a los niveles de Salvador Allende. “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
La inseguridad y la delincuencia son otro de los flagelos que sufre la población salvadoreña.
Estamos permitiendo que los malos ciudadanos se vayan fortaleciendo, ocupando cada vez más áreas, cometiendo más crímenes, ante la pasividad y la mirada incrédula e impotente de los ciudadanos honestos. Por eso tenemos que unirnos, los buenos salvadoreños y luchar por rescatar nuestro país, por darles un futuro a nuestros hijos, por cumplir con las leyes del hombre y de Dios.
Unamos fuerzas salvadoreños! Que Dios sea nuestro guía para poder cambiar el rumbo que lleva nuestro querido país. Bendiciones a todos.
*Colaborador de El Diario de Hoy
Una luz de esperanza
Ha llegado el momento de actuar, de ser patriotas, de ser verdaderos salvadoreños, de ser valientes. Ya no debe privar el protagonismo sino el espíritu de servicio.
27 April 2016