En nuestro país estamos acostumbrados a ver asiduamente movimientos para realizar “jaque” y si es posible “jaque mate” a la oposición, sea ésta de derecha o de izquierda. El tema suscitado en torno al sistema de pensiones privado, es un ejemplo de ello. Pero más que tratar de convencer a unos que el sistema privado no es tan nefasto, o que el sistema mixto podría tener algunas ventajas para pensionistas y país, tareas ambas aparentemente imposibles hoy, quiero plantear una reflexión partiendo del presente y hacia el futuro.
Lo que develan ambas jugadas en el tablero mediático, en el fondo, es la ausencia de un “contrato social”, que nunca se logró establecer en los 24 años del período de “paz”. Un pacto fiscal, consensuado y realista, debería concebirse como la columna vertebral de este contrato, y no como una panacea a corto-mediano plazo, como se ha planteado por algunos economistas o fundaciones.
La actual coyuntura nos ofrece una oportunidad sin precedentes para establecer una plan de trabajo para el desarrollo de un verdadero “contrato social” en un horizonte temporal de corto, mediano y largo plazo. Un esfuerzo similar al del extinto Consejo Nacional de Desarrollo, a diferencia de que este esfuerzo tiene que tener el apoyo político necesario, y estar dirigido a priorizar los temas más relevantes de nuestra sociedad: seguridad ciudadana: seguridad social; crecimiento económico y empleo; educación y salud; y como mencioné anteriormente, el tema fiscal como fundamental para llevar a cabo este esfuerzo inter-temporal.
Una reforma de pensiones no puede responder solamente a un problema fiscal, sin considerar mejoras a la seguridad social de todos los ciudadanos. Una reforma inconsistente e incompleta no solo se convierte en una irresponsabilidad hacia la ciudadanía, sino también en una torpeza política (intencionada o no). Por ello, es importante establecer un diálogo de expertos en torno a este tema y con escenarios compatibles con la realidad del país. Esto es crucial ya que no se trata solo de la eficacia de estos sistemas sino de llevar a cabo, paralelamente, reformas profundas que contribuyan a mejorar la estructura del mercado laboral actual, tanto para los trabajadores (menor informalidad) como para los empleadores (mayor productividad).
El gobierno está asfixiado financieramente, y aunque hay que buscar urgentemente una solución, no sacrifiquemos esta oportunidad para establecer y acordar una visión de largo plazo de desarrollo “inclusivo” y sostenible en el país. Aparentemente las tentaciones sobrepasan la razón política y el interés común. Lo que me preocupa es que los jugadores en esta mesa de ajedrez pueden estar utilizando su astucia para dar jaque mate a todos los “ciudadanos”, y no a sus opositores.
El contencioso tema de las pensiones debería ser el punto de partida de un esfuerzo mayor de acuerdos sociales y económicos, para establecer unos términos de referencia y parámetros para la conformación de un Comité Consultivo o de Expertos de prestigio y con independencia partidista, para tratarlo a fondo y desapasionadamente.
Como premisas, sugiero que este comité contemple al menos lo siguiente: i) no basarse en una urgencia temporal (como las necesidades de caja del Gobierno), pero estableciendo un plazo razonable para ofrecer resultados; ii) no utilizar las pensiones para generar división u odio social (ricos vs. pobres, empresarios vs. trabajadores, gobierno vs. oposición); iii) buscar sinergias y consensos básicos: no buscar enemigos para dificultar un acuerdo, sino buscar socios para solucionar un problema; y iv) tema pensiones deberá quedar separado del enfrentamiento político referente al endeudamiento y aprobación de créditos, y no podrá estar sujeto a eventuales componendas partidista puntuales que no resuelven el meollo de la cuestión y que no son más que “pan para hoy, y hambre para mañana”.
Uno de los objetivos de trabajo de esta Comisión sería un proyecto técnicamente viable y aceptable para los cotizantes, las AFPs (gestores) y el gobierno. Es importante destacar el aspecto solidario de las pensiones, su papel (como ahorro forzoso) en el crecimiento económico nacional y una justa tasa de retorno de su inversión, teniendo en cuenta las características especiales de estos fondos (son de salvadoreños para ser utilizados en el bien común y, además el Estado tiene una responsabilidad especial en su custodia).
Esta propuesta deberá considerar la inclusión de una solución al tema de las pensiones solidarias, para que sean sostenibles y eficaces para los más débiles, que son mayoritariamente adultos mayores sin ingresos, con vidas indignas.
Un segundo objetivo sería incluir el Proyecto en un contexto de reforma fiscal (responsabilidad y sostenibilidad fiscal). Para ello, es necesario plantearse avanzar hacia un sistema tributario progresivo que considere el impuesto predial, el IVA diferenciado en el que no se vea afectada la canasta básica, una legislación más ejecutiva sobre morosidad fiscal, además de una necesaria reestructuración a largo plazo de la deuda. Sí, es necesario buscar soluciones dentro de un paquete fiscal, pero sobre todo deberá incluir un esfuerzo de un uso más eficiente del gasto. No se trata de enviar una nota de austeridad a todas las instituciones públicas, sino de trabajar una política de reducción del gasto público innecesario o suntuario, y una utilización más racional y eficaz de los recursos disponibles. Se trata de un cambio de filosofía.
Un tercer objetivo, que debería incluir el Proyecto es una propuesta de debate sobre cuál es el sistema de seguridad social a 20 años, que este país y sus ciudadanos queremos y necesitamos: considerando los temas de ampliación de cobertura para convertirla en universal, la lucha contra la informalidad, y fortaleciendo los pilares de solidaridad y sostenibilidad. Un sistema moderno de seguridad social, en un país como El Salvador, debe ser de todos y para todos, y debemos empezar a construirlo ya si queremos que sea una realidad.
En resumen, la crisis de las pensiones nos ofrece una oportunidad para mejorar globalmente nuestro sistema de cobertura social y nuestra estructura económica. Que los jugadores opten por la “defensa siciliana” o la “apertura española” dependerá que tengamos un país mas justo y moderno, o uno anclado en privilegios e inequidades.
*Columnista de El Diario de Hoy.
@cavalosb
Pensiones: crisis u oportunidad
29 February 2016