Tarde en la noche se escucha el rugido de helicópteros y se encienden focos que apuntan hacia los jardines de las casas. Mucha gente sabe lo que está pasando sin necesidad de hacer preguntas.
"Piensas, 'Dios míos, ¿al hijo de quién le tocó esta vez?'", comenta Stephanie Spezia, quien reside desde hace años en esta localidad suburbana en el corazón de Long Island, Nueva York, que padece el azote de violentas pandillas callejeras asociadas a la Mara Salvatrucha 13 salvadoreña.
¿Cómo se explica que pandillas callejeras asociadas con América Central tengan semejante presencia en los suburbios de Long Island, a escasa hora y media de auto de Nueva York? Las autoridades creen que la MS-13 tiene miles de miembros en todo el país, sobre todo inmigrantes de América Central. Es particularmente fuerte en Los Ángeles, donde surgió en la década de 1980.
Su mayor crecimiento se produjo cuando los pandilleros fueron deportados y enviados de vuelta a El Salvador en los años 90. Allí florecieron y se expandieron a Honduras. La MS-13 y otras pandillas controlan hoy barrios enteros, si no ciudades, violan mujeres, matan a estudiantes, así como a conductores de autobuses y comerciantes que se niegan a ser extorsionados. También asesinan a sus rivales y a muchachos que no aceptan ser reclutados.
Información AP