Es el tema que tratamos en mi último seminario y lo expongo aquí por lo útil que puede ser para los lectores de EDH, pues se puede aplicar en todas los ámbitos... SMED significa “Single Minutes Exchange of Die” y se refiere a que los cambios de herramientas en una máquina para fabricar un producto, se deben de cambiar en menos de diez minutos.
El inicio de este sistema, proveniente de Japón, fue en la industria del automóvil, en la fabricación de las partes grandes de metal que conforman la carrocería, por ejemplo los laterales, el techo o el piso, que una vez estampados se refuerzan con otras piezas por medio de puntos de soldadura por resistencia eléctrica.
Como en las mismas líneas compuestas por cinco prensas de 2,000 toneladas cada una, se estampan las dos partes que conforman los dos lados de la carrocería, primero había que fabricar un gran número de las de un lado y almacenarlas, hasta que estuvieran listas las del otro lado. Considerando que en aquellos momentos se tardaba entre doce y dieciséis horas para el cambio, se perdía una inmensidad de rentabilidad de las líneas de producción, además que había que disponer de grandes inventarios que resultaban muy costosos...
El ingeniero Shigeo Shingo inició el desarrollo de este sistema que una vez implantado y perfeccionado en la industria del automóvil se aplica hoy en todos los ámbitos de la industria y los servicios...
El asunto es más sencillo de explicar y entender, que de aplicar en la práctica, pues antes de implantarlo es necesario que la gente sepa trabajar en equipo y sea autodisciplinada, lo que tampoco es tan fácil en nuestro entorno, pero ambas cosas si uno se pone, se pueden aprender...
Se trata de entender que todo acontecimiento tiene un “antes” como conjunto de actividades que deben definirse y prepararse, un “durante” que lo conforman las actividades que solo se pueden hacer en ese momento y un “después”, compuesto por acciones orientadas a estabilizar en el mínimo tiempo posible el proceso para seguir trabajando con la calidad estandarizada y la productividad y rentabilidad prevista.
Si lo entiende y lo aplica bien, se puede utilizar desde para preparar una cena en casa, hasta para realizar una operación de corazón abierto en un quirófano.
La clave está y, por eso lo llamo “Pensamiento SMED”, en aprender a pensar y organizar las cosas en las tres fases mencionadas y orientarse a preparar cada una de ellas para realizarlas en el momento correspondiente y así no perder tiempo haciendo cosas del “antes” cuando ya se está en la fase del “durante” o querer hacer cosas que pertenecen al “después” en la fase del “durante”...
Por ejemplo, para aprobar las leyes la fase de “antes” hay que organizarla y realizarla “antes” y así cuando se llegue al “durante” que consiste en emitir el voto, estar claros de qué se trata y no terminar explicando que no tuvieron tiempo de estudiarla...
Ahora que se va a tratar la reforma de las pensiones que tendrá un gran impacto tanto si va adelante como si no, es imprescindible que los responsables apliquen eficaz y eficientemente el pensamiento SMED...
¡Lo que es antes, antes; lo que es durante, durante y lo que es después, después!...
*Ingeniero.
Columnista de El Diario de Hoy.
www.centrodecalidadyproductividad.com
Pensamiento SMED
Todo acontecimiento tiene un “antes” como conjunto de actividades que deben definirse y prepararse, un “durante” que lo conforman las actividades que solo se pueden hacer en ese momento y un “después"
05 March 2016