Papa Francisco escucha conmovido la historia de joven salvadoreño asesinado por pandillas

El testimonio fue leído en la celebración de recuerdo de los “Nuevos Mártires” que presidió en la Basílica de San Bartolomeo

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24 April 2017

Uno de los testimonios que el papa Francisco escuchó en la celebración de recuerdo de los “Nuevos Mártires” que presidió en la Basílica de San Bartolomeo, en Roma, fue el del amigo de William Quijano, asesinado en El Salvador el 28 de septiembre de 2009.

Tras escuchar el testimonio, se nota a Francisco conmocionado, como se puede observar al final del video.

Quijano trabajaba a favor de los jóvenes en una escuela de la Comunidad de San Egidio cuando fue asesinado por una mara a los 21 años. Fue atacado cuando volvía a su casa, recibiendo los disparos de los miembros de una de las bandas violentas organizadas que captan a jóvenes pobres de las periferias de Centroamérica.

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Su amigo, Francisco Hernández, fue el encargado de leer el testimonio ante el Papa y aseguró que Quijano “tenía el corazón lleno de esperanza y esta era su fuerza: amaba la vida y en un mundo amigable ayudó a muchos jóvenes y niños en la ‘Escuela de la Paz’”.

“¿Cuál fue su culpa para ser asesinado?”, se preguntó. “Soñar en un mundo con paz. William no renunció nunca a enseñar la paz”, aseguró.

Él decía que “tenemos que ser valientes en ser maestros, porque un país que no tiene escuelas ni maestros es un país sin futuro y sin esperanza”.

“La seguridad no se obtiene solo con la firmeza, sino con el amor”, dijo recordando las palabras de su amigo. Así, Quijano “hablaba a todos de su sueño: ‘tenemos el alma, la inteligencia y la fuerza para ponernos a trabajar, y la oración nos sostendrá’”.

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En el testimonio, recordó que su amigo asesinado “no hablaba nunca de represión o de venganza contra las maras, sino que insistía en la necesidad de un cambio de mentalidad”.

William Quijano tenía “el sueño de una nueva humanidad, y quería vivirlo hasta el final”. “Los niños podían cambiar y debían cambiar, los jóvenes podían y debían cambiar”.

“William testimonió su esperanza de un modo diverso, fundándose en el Evangelio y en los valores más humanos, en la centralidad de la cercanía”, concluyó emocionado.