Francia elige hoy a su presidente y al futuro de Europa

Las elecciones de este país son clave para el futuro de un continente hasta hoy tratando de permanecer unido.

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La candidata del Frente Nacional

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22 April 2017

Hoy, más que nunca, los ojos del mundo están puestos en Francia, pues 44.8 millones de ciudadanos se acercarán a la primera vuelta electoral que determinará al sucesor de Francois Hollande. Si ningún candidato logra superar la mitad de votos, habrá segunda ronda el 7 de mayo.

Además de ser uno de los países más importantes de Europa y un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, el país galo puede marcar el rumbo de un continente que parece preguntarse por qué sigue unido.

Estos comicios constituyen el cuarto asalto de un duelo intenso entre las ideas de globalización y fronteras abiertas y las ideas de nacionalismo y controles a la economía.

La primera batalla se celebró en el Reino Unido el 23 de junio de 2016. En esta, el 51.9% de quienes se acercaron a las urnas optaron por separarse de la Unión Europea.

Marine Le Pen pidió un referéndum para Francia

El temor a la inmigración y a la excesiva burocracia de la Unión Europea primaron y los británicos están, a 10 meses de ese referéndum, iniciando el trámite formal de salida del bloque regional.

La segunda, en noviembre del año pasado, fue la elección presidencial de Estados Unidos, donde el magnate inmobiliario Donald Trump derrotó, a base de explotar el miedo y el nacionalismo estadounidense, a una Hillary Clinton que no logró despertar las pasiones del electorado joven y de los sectores más educados.

Desde su toma de posesión, Trump no ha moderado sus posturas y, en cambio, ha insistido en la construcción de un muro fronterizo con México -el cual, afirma, ellos pagarán-. También intentó infructuosamente poner un alto a la migración de siete países de Oriente Medio y constantemente apela a una economía más cerrada y enfocada en lo local.

Finalmente, esta visión cerrada del mundo sufrió un revés cuando el holandés Geert Wilders no logró los escaños suficientes para hacer gobierno en los Países Bajos.

Francia: el cuarto escenario

En esta coyuntura, llegan los franceses a las urnas, donde decidirán si su país se enrumba al aislacionismo o sigue en la senda de la globalización.

Once son los candidatos que se medirán hoy y buscarán ser los próximos inquilinos del Palacio del Elíseo, la sede de la presidencia ubicada en el 8° distrito, o “arrondissement” de la capital francesa.

Entre ellos, han destacado cuatro que tienen posibilidades reales de acceder a la máxima magistratura del país.

Las alarmas del continente se han activado por la más polémica de las opciones que despuntan: Marine Le Pen, heredera del ala radical de la derecha, amiga de Wilders y del promotor del ‘Brexit’, Nigel Farage, y quien recientemente recibió una amigable mención de Donald Trump.

Policía murió en un tiroteo en los Campos Elíseos

Según el semanario periodístico Paris Match, Le Pen y su Frente Nacional se sitúan en el segundo lugar con un 22.5%, gracias a una plataforma franco-céntrica.

Durante los últimos tres meses de campaña, Le Pen ha centrado su discurso en la protección de los franceses ante “amenazas” como la Unión Europea, los musulmanes y en general, los extranjeros.

Estas amenazas, según la candidata, llevan a dos problemas principales: el terrorismo islamista y una mala situación económica.

En su discurso de inicio de campaña, a inicios de febrero en Lyon, Le Pen afirmó que “la globalización, de un lado, y la falta de reacción, por otro, nos lleva a la migración incontrolada y, de ahí, al islamismo en casa” y ofrece una solución demagógica pero popular: “el patriotismo económico”, que se manifestaría en impuestos especiales a los extranjeros en su país.

Imágenes de los atentados en Niza

Además, su propuesta de plan de gobierno contempla medidas extremas que han ganado cabida en Francia debido a los recientes atentados terroristas, en su mayoría atribuidos al grupo Estado Islámico, que en dos años han dejado 230 muertos.

Entre estas, busca reducir la inmigración de 200 mil a 10 mil al año, reducir los asilos que el país otorga, la salida del acuerdo Schengen que establece fronteras abiertas en Europa, la expulsión de inmigrantes irregulares y reinstaurar la pena de muerte.

Si bien Le Pen ha ganado popularidad, deberá empezar a pensar en alianzas estratégicas de cara al 7 de mayo, pues su competencia es férrea.

La opción más liberal

El primero y más fuerte de sus competidores promete al país precisamente lo contrario. Mercados abiertos, acercamientos con Europa y humanizar la política de refugiados son algunas de las propuestas de Emmanuel Macron, un banquero de 39 años que ha despertado entusiasmo en el electorado, logrando un 24.5% en el último sondeo.

Macron se aleja de los discursos populistas y le apuesta a un centro en temas sociales y económicos.

“Queremos preservar el modelo social francés. No haremos una política en detrimento de los asalariados, pero hay que reconocer la necesidad de tener un motor en la economía, y ese motor es la empresa”, dijo en 2014.

Este joven ha propuesto robustecer la soberanía europea, una apuesta al multilateralismo que tradicionalmente ha generado resistencia en Francia, y ha propuesto reducir las regulaciones económicas del país para fomentar el crecimiento. Eso sí, si bien sus propuestas son diametralmente opuestas a las de Le Pen, representan un fenómeno similar: el del debilitamiento de partidos tradicionales para dar paso a liderazgos carismáticos.

El conservador y la izquierda radical

En tercer lugar se coloca Francois Fillon, quien con un 19.5% en las encuestas podría dar la sorpresa si los franceses se decantan hoy por un candidato más tradicional. Este representa a la derecha y ha sido considerado por algunos como el rival ideal del extremismo del Frente Nacional.

Sus visiones se podrían resumir en un liberalismo económico y un conservadurismo en temas de libertades civiles. Algunas de sus propuestas más agresivas pueden resultar controversiales, como la promesa de reducir el gasto público en 100 millones de euros, cortar 500 mil plazas públicas, elevar la semana de trabajo a un máximo de 48 horas semanales y subir la edad de retiro a 65 años.

En su contra, sin embargo, podría jugar la acusación de una plaza irregular otorgada a su esposa en el Parlamento y por la cual habría cobrado varios cientos de miles de euros.

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En cuarto lugar se encuentra Jean-Luc Mélenchon, el curioso representante de la izquierda radical y quien no ha ocultado su admiración por Fidel Castro o Hugo Chávez e incluso ha considerado unir a Francia al bloque ALBA. Por estas ideas se ha ganado amigos como el líder del partido español Podemos, Pablo Iglesias.

El líder de la plataforma Francia Insumisa ha sabido capitalizar parte del descontento francés y ha subido el techo de la izquierda radical, que parecía rondar el 10 por ciento a un 18.5%.

Sus apuestas económicas giran en torno a subir el gasto público y los impuestos, una posición contraria a la Unión Europea e intervencionismo en lo comercial. En muchos aspectos, sus posturas se parecen a las de Le Pen, sin el componente xenófobo.

Con este panorama llega Francia a unas elecciones que definirán si su compromiso es con un mundo interconectado o si se unirán al polémico club de los países que, pese a ser referentes de la modernidad, han decidido tratar de caminar solos: Estados Unidos y el Reino Unido.