La agricultura requiere salarios adecuados

Si la realidad fuera que a los productores se les da certeza de contar con seguridad, se tendría los recursos para un mejor salario.

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07 March 2016

El gobierno ha presentado la iniciativa de aumentar este año el salario mínimo a los siguientes niveles: zona urbana a US$300 y zona rural a US$250. De ser aprobada esta propuesta gubernamental, los  salarios ya no corresponderían al tipo de actividad laboral, sino, estaría en función de la zona en donde se desarrolle la labor. Lo más probable es que su aprobación en el Consejo de Salario Mínimo no será nada fácil, ya que de hacerse efectiva esta iniciativa, las empresas o negocios asumirían mayores costos, con lo cual, casi todos los productos de la canasta básica aumentarían de precio, provocando una inflación.

Los representantes de los trabajadores en el Consejo han apoyado otras opciones que toman en cuenta las realidades de las empresas, especialmente las pequeñas y medianas, que son las que más empleo generan. Una visión acertada, ya que fijar un precio de mano de obra obligado, por encima de lo que el mercado indica, sólo generaría una reducción de la demanda de trabajadores, denominada desempleo.

La productividad es la base para el cálculo de la remuneración del trabajador; sin embargo, para el caso del salario mínimo, la Constitución establece que se atenderá el criterio de costo de vida, entre otros, como la índole de la labor, los diferentes sistemas de remuneración y las condiciones en distintas zonas de producción. 

El ajuste del salario mínimo debe ser acompañado de medidas que mejoren la productividad y eficiencia del trabajador, con estímulos para que la producción se incremente manteniendo los niveles de rentabilidad en las unidades productivas.
 
En la agricultura, el problema principal no es el pago de salario mínimo sino el desempleo y la baja producción existente por el abandono de propiedades a resultas de la inseguridad y las extorsiones que castiga a los productores, quienes para llegar a su propiedad y sacar sus cosechas tiene que pagar seguridad privada y además la extorsión. Si la realidad fuera que a los productores se les da certeza de contar con seguridad, se tendría los recursos para un mejor salario.

Concordancia de criterio hay de un aumento del salario mínimo, pero para que éste genere productividad en el campo, crecimiento y desarrollo, hay que lograr las mismas condiciones que tienen los productores en países comparables. Por ejemplo, quitar el IVA a los insumos agrícolas como en Honduras, donde el productor paga precios menores; quitar el límite de tenencia de la tierra como en Guatemala, donde la extensión de las unidades productivas permite el cultivo extensivo, economías de escala y por tanto bajos costos de producción que los hace competitivos regionalmente. En Guatemala la tenencia de propiedades aún se miden en cientos y miles de manzanas, se miden por caballerías (1 caballería = 64 manzanas). Esta amplitud de terreno da ventajas: se puede tener equipo mecanizado, negociar mejores precios de los insumos, importar directamente diferentes insumos, negociar en mercados internacionales, tener acceso a tecnología, entre otros.
 
Se debe considerar que cuando la actividad a desarrollar en el campo demande contratar mano de obra por hora, siempre que fueren menos de 8 horas al día, se debería permitir la flexibilidad laboral para que el patrono y trabajador puedan pactar de mutuo acuerdo el monto del salario a pagar por hora de trabajo efectivo.

Es importante no sólo buscar entendimientos entre los sectores involucrados, sino también, generar información que dé transparencia al mercado y facilite la toma de decisiones a los agentes económicos. Se debe trabajar más en este sentido, ya que El Salvador todavía aparece como un país relativamente caro en una serie de productos, sobre todo alimentos, importantes de la canasta básica.
 

* Colaborador de El Diario de Hoy.
resmahan@hotmail.com