El papa Francisco presidió el sábado una solemne ceremonia de Vigilia Pascual marcada por crecientes temores de seguridad después de una serie de ataques de islamistas en Europa.
Sosteniendo una sola vela, Francisco se dirigió a la nave central de una oscura Basílica de San Pedro, simbolizando la oscuridad que cayó tras la crucifixión de Jesús en Viernes Santo.
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Al llegar al altar, las luces de la Basílica se encendieron, simbolizando las luces de la resurrección de Jesucristo.La misa del sábado por la noche se realizó horas después que Francisco presidió la evocativa procesión de Viernes Santo en el Coliseo de Roma, donde el papa denunció repetidamente la "vergüenza" por la sangre derramada de niños, mujeres y migrantes inocentes en conflictos mundiales, naufragios y otras tragedias.
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El domingo, el papa celebrará el Domingo de Resurrección en una plaza de San Pedro colmada de flores.