Este pasado 8 de marzo, se celebró en todo el mundo el “Día Internacional de la Mujer”, lo que hace oportuno reflexionar sobre cómo ha evolucionado el papel de la mujer en la sociedad, evolución la cual se puede percibir incluso desde la perspectiva de la saga de “Star Wars”, o “Guerra de las Galaxias” en su versión castellana.
Fue en 1977 que estrenaron “Star Wars” como una futurística película de aventuras del Director y guionista George Lucas. Yo, que era en ese entonces un incipiente consumidor de relatos de ciencia-ficción con pantalones cortos, disfruté como mono de gitano la película, la cual iniciaba su relato con una introducción de letras ascendentes y piramidales que misteriosamente se perdían en el infinito. De esa primera película se derivaron dos más, para convertirse en una de las primeras trilogías existentes en el cine.
Para finales del milenio, fue anunciado que vendría una nueva trilogía con carácter de “pre-cuela”, narrando la historia de lo ocurrido antes de la primera película del ahora lejano 1977. Esas nuevas entregas despertaron el ánimo de los fans, quienes acampaban fuera de los cines, disfrazados de Chewbacca o peleando con sables de luz, para ser los primeros en ver las películas que los hacían soñar un poco para alejarlos de las amenazas de las ahora ridículas profecías apocalípticas del Y2K.
Ahora que Disney ha decidido regalarnos una nueva trilogía, decidí –como si mi vida se jugara en ello- apartar un domingo para que, en una sola sesión maratónica con ribetes de fanatismo, volver a ver las 6 películas anteriores, para poder disfrutar adecuadamente, como entusiasta fan que soy, la nueva película, teniendo así fresco el contexto de las anteriores. Eso sí, decidí verlas “por orden cronológico” de acuerdo a la historia y no de acuerdo a las fechas en las habían sido exhibidas en las salas de cine conforme al calendario cristiano. Verlas en orden que propone la narrativa, es una experiencia interesante que supone un viaje en el tiempo del futuro al pasado.
Mi maratónica aventura histriónica no resultó ser un ejercicio vacío de puro fanatismo lúdico, sino que me dejó muchas enseñanzas del crecimiento que la sociedad ha tenido en todo ese tiempo. A punto estaba ya de tener una sobredosis galáctica, cuando noté el detalle: la metamorfosis radical y, sin duda, generacional en el concepto de “ser mujer” que proyectan las películas.
Gran parte de la trilogía I-II-III (presentadas en los cines de 1999 al 2005) gira en torno a la Reina Amidala, que si bien es cierto no es una mujer en toda su profundidad y desarrollo, sí se perfila como una mujer independiente y fuerte, articulada y respetada, pero sobre todo, en un trato de igualdad con los hombres que la rodean -cuando no de superioridad- al desempeñar un alto cargo de Gobierno.
En cambio, la propuesta de personaje femenino de la trilogía IV-V-VI (1977-1983), es casi machista. Un caricatura de mujer. La Princesa Leia es un poco más que un objeto, perdida en un mundo de hombres, con apenas unos hilos de autonomía. Manipulada por sus captores y posteriormente mangoneada por sus rescatadores (1977), con ribetes de histerismo de ama de casa con horario de oficina (1980), para ser finalmente esclavizada sexualmente -con increíble y sugerente docilidad de su parte- por ese formidable reptil hípermacho que es Jabba the Hutt (1983).
La conclusión es que tres décadas bastaron para que la persona que concibió la historia y sus personajes viviera una transformación radical respecto a los personajes femeninos, derivada del rol cada vez más importante que juega la mujer en nuestra sociedad. Por ello no fue sorpresa que, en esta nueva trilogía que recién inicia con “El Despertar de la Fuerza”, se pudieran ver mujeres interpretando todos las diferentes personajes que componen la película: desde militares hasta técnicos en las súper naves de la “Primera Orden”, siendo que es precisamente una mujer, Rey, que vive y se mantiene sola, quien será la que por medio de sus capacidades y habilidades, le devuelva la esperanza y balance al Universo.
Reconocer la importancia de la mujer pasó de ser un tema de “género” y de “derechos”, a un tema de sentido común: la sociedad y la familia simplemente las necesitan, no como un adorno, sino por todo lo que ellas son y pueden aportar.
Creo oportuno corregir el título de este artículo, el término “las mujeres han evolucionado” es injusto, ya que ellas siempre han sido así: importantes pilares sobre los que descansa la sociedad. Vale la pena entonces aclarar que no son ellas sino que es la sociedad la que ha evolucionado, finalmente abrió los ojos para ponerlas en el lugar que se merecen como parte importante, vital e indispensable de la misma, y eso, hasta los Jedis lo saben.
*Abogado, máster en Leyes.