La semana pasada llevamos a cabo un seminario sobre el comercio ilícito – contrabando, para darle un nombre apropiado. Invitamos a personas de diversas instituciones claves y compartimos la plataforma con la Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito (UNODC) y un experto británico, John McKendrick.
Me complace decir que el evento fue un éxito. Y así debería de ser. El contrabando es un problema que causa un gran daño a la región y la pérdida en impuestos y comercio es estimada en alrededor del 4.5 % del PIB. En el caso de El Salvador, esto representa $1000 millones anuales. ¿Cuántos hospitales y escuelas podrían ser construidos con esa cantidad de dinero? ¡Sin mencionar la cantidad de trabajos que crearía en todo el país!
Lo que es importante de comprender es que con el comercio ilícito viene la corrupción. Van de la mano, ya que el crimen organizado busca proteger sus inversiones y el dinero fácil que generan. Una estadística que me impactó fue que un contenedor de cigarros contrabandeados vale aproximadamente $1 millón. Sin embargo, al parecer nadie le da mucha importancia. Si yo fuera al gobierno y les dijera que le voy a dar $1 millón al crimen organizado (sin mencionar los $15 millones estimados anualmente) me metería en serios problemas. Entonces, ¿por qué el asunto no es tan importante? No estoy hablando solo de cigarrillos – el comercio ilícito global también incluye alcohol, medicinas, dinero, armas, animales, partes de animales (por ejemplo, el marfil) y personas. Impactantemente, ahora hay también comercio ilícito de órganos humanos, obtenidos por el tráfico de personas (que por cierto, usualmente mueren).
Creo que hay diversas respuestas del porqué esto no parece ser importante. Un problema clave sin duda sería el volumen de trabajo que esto generaría con recursos limitados, pero desafortunadamente la corrupción puede también jugar un rol importante. Aquí es donde una oficina fuerte y bien equipada de la Fiscalía General de la República pudiera investigar, trabajando para erradicar el comercio ilícito. Pero, como todos sabemos, tristemente esta es una oficina que recibe poco apoyo de instituciones claves del gobierno. Si El Salvador realmente tiene intenciones serias para cortar de raíz la corrupción y el crimen, entonces fortalecer y apoyar al Fiscal General es un buen comienzo, a la vez de fortalecer la Sección de la Probidad de la Corte Suprema de Justicia.
Pero también debo hacer la pregunta: ¿cómo entra ese dinero a El Salvador? Vimos hace poco a 24 aeromozas arrestadas por lavar alrededor de $7 millones y traficar drogar desde Colombia. El dinero es la clave. Hemos visto en el Reino Unido que siguiendo el dinero, fuimos capaces de rastrear a criminales y cerrar sus operaciones nacionales e internacionales. Recientemente Honduras demostró que ellos están dispuestos a combatir la corrupción y a los criminales de Hacienda lo mismo. Entiendo que El Salvador tiene las leyes, pero aparentemente no las usa. ¿Por qué?
El experto británico presente en nuestro evento de contrabando hizo un excelente punto: necesitamos observar las leyes que tenemos y no hacer nuevas que también serán ignoradas. También mencionó que la corrupción es el enemigo del comercio; disuade a los negocios honestos de invertir en un país. Si El Salvador realmente desea deshacerse de prácticas corruptas, entonces tiene que demostrarle a la comunidad internacional que lo dice en serio.
Procesen y enjuicien cuando sea apropiado, pero irrespectivamente de las alianzas con partidos políticos. Dejemos a la política fuera de la agenda anti-corrupción y hagamos lo correcto para El Salvador, no para los partidos políticos. Si los partidos políticos no pueden hacer esto, entonces el caso para introducir a la CICIES seguramente crece aun más fuerte y quien sabe adónde irá eso a parar.
*Embajador del Reino Unido en El Salvador.