Pues sí, nuevamente iniciamos hoy la Semana Santa y ojalá que por ser precisamente, “la semana santa”, la podamos disfrutar con menos tensión, menos accidentes, menos homicidios, menos corrupción, menos miedo y quienes planean viajar dentro o fuera del país, lo puedan hacer sin que les suceda nada malo en su viaje de ida y vuelta... Hay cosas elementales que deben hacer y que al no hacerlas siempre tienen consecuencias... Si saldrá en su vehículo, revíselo bien en sus elementos básicos como frenos, dirección, luces y limpiaparabrisas, porque no es imposible que llueva... No lo sobrecargue, no ingiera estupefacientes, salga con tiempo y si hay trabazones, que las habrá, tómelas con paciencia. Por ningún motivo sobrepase en curvas y manténgase a la derecha... El mar, la montaña, o el lugar que quiere visitar, ahí está y ahí se quedará y es mejor llegar con retraso que no llegar por un accidente...
Si sale del país cuide principalmente su pasaporte pues lo necesita para regresar y si se lo roban o lo pierde por un descuido, tendrá que alargar su estadía en el país que visita, hasta que abran los consulados... Aquí en Semana Santa se mueven medio millón de vehículos y por el estado de mantenimiento de las carreteras y los mismos vehículos el riesgo se quintuplica, por lo tanto se requiere de mucha más atención al manejar... Por si no lo sabe, 100 kilómetros por hora son 28 metros por segundo y para un accidente solo hay que desviarse tres metros como consecuencia de un descuido de solo de solo unas décimas de segundo; por eso, si se cansa, mejor pare y descanse...
Pero la Semana Santa también es tiempo para recordar todo lo que históricamente sucedió en esa semana y meditar sobre su significado espiritual. La entrada de Jesús en Jerusalén con gran alegría y expectativas de la gente que le seguía por los milagros que había hecho y de la esperanza de los que no lo conocían, pero también de quienes le esperaban para acusarlo y manipular los hechos para condenarlo, desacreditarlo y crucificarlo... Y lo consiguieron, pero sucedió lo que nadie esperaba... Resucitó de entre los muertos y subió a los cielos... Frente a tanto adelanto científico y tecnológico y al imaginar las bellas imágenes que nos envía el telescopio Hubble de la belleza, la grandiosidad e inmensidad del universo, se puede preguntar uno, dónde está el cielo, que antes nos imaginábamos un poco más arriba del Everest...
Frente a esta duda sobre la ubicación del cielo en el infinito, me aclaró alguien estudioso de la Biblia, que el reto es ese, seguir creyendo, en la existencia de Dios, en el valor espiritual de la Semana Santa y teniendo fe en las cosas que uno quiere conseguir aquí en la tierra.
Si usted tuvo fe en algo que quería, se lo propuso y lo consiguió, no perdamos la fe en que este nuestro querido país, algún día será, ojalá que pronto, un lugar en el que nos sintamos seguros y nos entendamos mejor.
¿Nos lo merecemos? Definitivamente que sí, señores gobernantes, y que para eso están ustedes ahí. Pues eso, en esta Semana Santa, sea precavido y tenga fe.
*Columnista de El Diario de Hoy.
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