Las gremiales en El Salvador han jugado desde la sociedad civil un papel muy importante, especialmente haciendo aportes en políticas económicas y marcos legales que afectan los diversos intereses del día a día. Dentro de esa dinámica, las gremiales son, formal y legalmente, organizaciones de la sociedad civil con representatividad ante los gobiernos, los que al final son los responsables de formular y aplicar las políticas económicas y los nuevos marcos legales.
Con los actuales relevos de liderazgos en las principales gremiales y tomando en cuenta la difícil coyuntura política y económica de El Salvador, las gremiales deberían perfeccionar las acciones encaminadas a lograr su incidencia a nivel nacional en temas tan variados e importantes, como el desarrollo de la competitividad, la formulación del presupuesto general de la nación, la inversión pública, económica y social, proyectos de leyes y normativas de la actividad económica, tratados comerciales, aplicación de leyes, certidumbre jurídica, transparencia de la gestión pública, seguridad, combate a la delincuencia, etc.
Los nuevos liderazgos empresariales en su proceso de desarrollo y madurez, escalan y acumulan una experiencia que les ayuda a posicionarse y tener un poder real dentro de la sociedad, ya que la acción de las gremiales constituye uno de los fundamentos de legitimidad y sustentación de las políticas públicas.
En los países democráticos, los gobiernos tienen entre sus referente a las organizaciones gremiales, entre ellas, las empresariales. En una democracia fortalecida los hacedores de políticas y leyes consultan y las gremiales aportan en defensa de intereses legítimos, propios y de país. Este concepto es tan real y reconocido que, por ejemplo, la nueva embajadora de los Estados Unidos, Jean Manes, ha manifestado en el acto de su juramentación que “el trabajo conjunto con el sector privado es clave para superar los retos del país”.
La dinámica democrática y los ciclos electorales con un trasfondo de reacomodos en las fuerzas políticas, demandan de las gremiales empresariales un trabajo permanente de incidencia en defensa de las libertades económicas. La necesidad de un trabajo de señalamiento, de ser críticos u observadores, complementado con un trabajo propositivo con sustento técnico, les confiere a las gremiales el ser vistas como referentes de consulta y acompañamiento de los partidos políticos, gobiernos centrales, gobiernos locales, congresos y otras organizaciones e instituciones.
El arte de hacer gremial, para sus líderes, reside en lograr una cobertura sectorial lo más amplia posible, con proyección de trabajo y resultados en beneficio de los integrantes del gremio y más allá del círculo de agremiados. La visión demanda que los diferentes sectores que lo conforman se integren con un enfoque de articulación, desde las bases. Sabiendo identificar intereses comunes, acogiendo una visión compartida de sus asociados sobre las condiciones ideales del entorno en el cual deben identificar su verdadero interés. La solidaridad gremial está a la base de una política amplia de alianzas. Los gremios deben identificar intereses comunes con otras organizaciones empresariales.
No es válido dentro de la organización gremial que unos sectores ignoren y sean insensibles ante las dificultades y demandas de otros sectores, argumentando que mientras mi sector se encuentre atendido por la burocracia y la política pública, preferible es no levantar olas.
Resulta estéril si no se tiene la valentía de defender de forma solidaria los principios e intereses de los agremiados ante las instituciones del Estado. Dejar hacer y dejar pasar (Laissez faire, laissez passer) está perfecto como filosofía económica, pero no como postura gremial, ya que las convierte en cómplices de desaciertos gubernamentales. Para nadie es agradable mostrarse en desacuerdo con los gobiernos de turno, pero una gremial no puede “ver, oír y callar”.
*Columnista de El Diario de Hoy.