Habas, en todas partes…

Cristián Warnken, de El Mercurio, publicó esta columna titulada “Con todo respeto”, aludiendo al lenguaje de los campesinos chilenos cuando se dirigen al patrón con verdades fuertes.

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25 March 2016

"La izquierda ha demostrado en estos meses de gobierno una incompetencia rayana en un gag de los Tres Chiflados. No vale la pena ahondar en ello, se ha vertido suficiente tinta y los humoristas han recibido material gratis para elaborar chistes hasta el 2050. La izquierda, que se arroga a sí misma -y en algunos aspectos tiene- una autoridad moral e intelectual mayor que la de la derecha, es mala para administrar, desprolija, despelotada. Siempre lo ha sido.

En términos de robo, claro está, no alcanza la dimensión del descaro kirchnerista en Argentina. Los corruptos de la izquierda son más bien rapiñeros de poca monta, más cercanos al ‘robo hormiga’ de sobrevivencia que al desfalco de gran proporción. Pero habrá que esperar los resultados de investigaciones judiciales en curso para saber el tamaño de la avidez inédita de algunos de los líderes de ese sector.
 
Pero igual muchos sacan su tajadita y no es inusual ver a militantes de partidos asumiendo cargos en los que no tienen competencias necesarias. Son los tercos con los que el país se ha acostumbrado a convivir y a los que les hemos dado el voto con la esperanza (casi siempre defraudada) de que podían mejorar. 

También, por supuesto, hay militantes y funcionarios de gobierno de izquierda de sobrados méritos, técnicos idealistas y muy competentes, pero su aporte se ve ensombrecido por la tendencia atávica de la mayoría de los burócratas de sus filas a la improvisación y la desidia. ¿Por qué nuestra izquierda ha sido y sigue siendo así? Tarea para algún sociólogo o psicoanalista social lúcido.

¿Y la derecha? La derecha es más prolija, mejor gestora, su pragmatismo y experiencia, que viene desde el mundo de la empresa, le ha dado una mejor capacidad para encarnar sus ideas (las pocas que tiene), pero hay un gran problema de fondo: su alma más profunda ha sido cooptada por el amor al dinero, el lucro, el dogmatismo economicista. E ignora y desprecia la cultura y el pensamiento, los que le interesan solo como maquillaje u adorno. ‘Desprecia cuanto ignora’ -como decía Machado-. Cree que un país solo se hace con billetes y gestión (…). No tiene visión, sueños ni valores, aunque cacaree sobre ellos (…). 

Con esta izquierda y derecha no llegamos a ninguna parte. Y en los márgenes del espectro político (salvo muy contadas excepciones) no se ve mucho de valor, nada que lo haga a uno levantarse en una mañana de un día de elecciones a ir a votar. ¿Pesimismo el mío? ¿Me he vuelto anarquista acaso? No. Amo a Chile profundamente y sé que esto suena a patrioterismo barato. Pero es así. Siempre los amores nos llevan a decir clichés. Chile es un paraíso (“dulce patria”) administrado por una derecha y una izquierda decadentes. Y cuando uno ve lo que ama en tan malas manos, hay solo dos opciones: o llorar o gritar. Hoy día me levanté con ganas de gritar. Quizás porque estoy leyendo demasiado los diarios. Pido disculpas si ofendí gratuitamente a alguien que se sintiera aludido por estas divagaciones”.

Cristián Warnken, columnista de El Mercurio, publicó esta columna el 3 de marzo. La tituló “Con todo respeto”, haciendo alusión al lenguaje de los campesinos chilenos cuando se dirigen al patrón con verdades fuertes, sin ánimo de ofender, pero con ganas de que se arreglen las cosas. 
Algo se revolvió en mí al irla leyendo, y me recordó a Sancho Panza sentenciando: “en otras casas cuecen habas; y en la mía, a calderadas”… Disculpas si hice recordar al lector, en vacaciones, que también por aquí necesitamos a veces gritar, aunque sea por escrito. 
 

*Columnista de El Diario de Hoy.
@carlosmayorare