Cuando la situación política de Venezuela vuelve a tomar auge en Washington, el secretario general de la Organización de Estados Americanos, OEA, Luis Almagro, no dudó en calificar ayer al régimen de Nicolás Maduro de ser una auténtica dictadura como las que sufrieron países del cono sur en décadas pasadas.
Pero antes de que Almagro tomara la palabra en una conferencia en la sede del organismo junto con esposas y hermanas de presos políticos en Venezuela como Lilian Tintori, Patricia Ceballos y Oriana Goicoechea, la embajadora de Venezuela ante la OEA, Carmen Velásquez, entró por el costado del Salón de San Martín, se plantó delante de la mesa con un fajo de papeles en mano y comenzó a alegar que la conferencia de prensa era ilegal.
De poco sirvieron los esfuerzos de Gonzalo Espariz, director de prensa de la OEA, de tratar de que la delegada de Maduro desistiera.
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“Vengo a protestar enérgicamente por esta rueda de prensa, esto es violatorio de las normas de la OEA, esto no se puede hacer, estas son personas de un partido político (Voluntad Popular) que se ha negado a sentarse al diálogo en Venezuela… los programas y funciones en los edificios de la organización no serán políticos, ni tendrán un carácter o fin análogo”, recriminó.
Almagro y sus invitadas se mantuvieron inmóviles mientras escuchaban a la embajadora, que se dio el tiempo de leer un comunicado que llevaba preparado, el mismo que su equipo de prensa se encargaba de repartir en el recinto a los comunicadores.
“Esto viola el principio de no intervención en los asuntos internos de los Estados, y no solo al Estado Venezolano, sino que afecta a todos los estados miembros, hemos realizado consultas con la mayoría de los estados miembros hay un malestar por este accionar y por eso el Secretario General de manera personal está celebrando declaraciones como las que está dando hoy”, aseguró la embajadora.
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Terminada su protesta, Velásquez abandonó el salón, la conferencia de prensa continuo y Luis Almagro no tardó también en tirar sus dardos: “Esta intervención (de la embajadora Velásquez) me ha convencido aún más profundamente que ese esquema de persecución que sufren las venezolanas y venezolanos los sigue a todas partes, aun al exterior y aun dentro de las mismas oficinas de la OEA”.
Luego destacó que la OEA siempre ha sido un foro para permitir a la gente expresarse y para reconocerle a los pueblos sus derechos y que “nunca ha sido un foro para silenciar a la sociedad civil ni a las víctimas de violaciones a los derechos humanos”.
Almago dijo además que la OEA se debe a sus instrumentos jurídicos esenciales como la Carta Democrática Interamericana y la Convención Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y avaló recibir en la sede a tres representantes de la violación sistemática de derechos humanos por parte de Nicolás Maduro.
Almagro hizo referencia a que dos informes desde su despacho detallan las sucesivas violaciones a los preceptos constitucionales y derechos humanos en Venezuela y que ninguno ha sido rebatido en ninguna línea y que el gobierno venezolano acudió primero a los descalificativos y ahora a las amenazas.
Llamó a los 33 estados miembros a asumir el papel en el seno del organismo y no dejarse llevar por juegos o estrategias de intereses de grupos que transan con esquemas de interés político.
“No dice el Capítulo 20 el Secretario General y los estados miembros deberán mirar para otro lado cuando haya violaciones del orden constitucional en un Estado, nos da a todos responsabilidad de actuar en función de los principios y valores con los que hemos instrumentado este organismo…”, afirmó Almagro.
Y sentenció: “Yo no estoy atado a este cargo, si estoy atado a los principios de democracia y de derechos humanos, y no voy a dejar de hacerlo, porque valor nunca me va faltar”.