No acaban de oprimir el botón cuando están listos los antimisiles

Pero eso no sucede con los misiles intercontinentales, que para lanzarlos hay que realizar maniobras, de minutos al menos, lo que da tiempo a los adversarios a preparar sus defensas.

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22 May 2017

“Dios y Samuel Colt hicieron a todos los hombres iguales”, se dijo en el Viejo Oeste de los cowboys, bandidos y buscadores de fortuna: después de las pistolas que se tenían que cargar individualmente, colocarles la pólvora, la bala y encender el pedernal –lo que no permitía respuesta instantáneamente– se pasó al revolver .44 con sus cartuchos precargados que podían dispararse en segundos.

Pero eso no sucede con los misiles intercontinentales, que para lanzarlos hay que realizar maniobras, de minutos al menos, lo que da tiempo a los adversarios a preparar sus defensas.

Kim Jong-un puede contar con misiles balísticos que alcancen el territorio de Estados Unidos con una carga atómica, pero desde antes que se oprima el botón rojo los satélites detectan movimientos no usuales en su entorno y desde ese instante alistan los misiles antimisiles que sí están preparados para alzar el vuelo en segundos, como los proyectiles de la Colt 44, que tenía un golpe tan fuerte que el pobre vaquero que lo recibía saltaba por los aires, mostrando la suela de sus zapatos.

Tales sistemas antimisiles cuidan de que los iraníes no disparen cohetes en dirección a Tel Aviv, o que a la inversa, se disparen misiles en dirección de Teherán.

Desde hace décadas las cámaras de alta resolución de los satélites no sólo pueden leer desde sus órbitas un periódico tirado en el suelo de cualquier ciudad, sino sobre la superficie de la Luna.

Y es gracias a esa precisión que los drones que atacan grupos del ISIS en Siria o Afganistán pueden manejarse desde computadoras situadas a miles de kilómetros de distancia, digamos en un centro de inteligencia en Nevada.

La cuestión por resolver ahora es cómo sustituir a personas de carne y hueso por sistemas inteligentes que puedan seguir, digamos, un barco venezolano cargado de droga que se dirige a Europa, de un navío de carga.

Catalogar documentos es veloz

con los programas nuevos

En parte los sistemas de vigilancia por cámaras se han ido refinando, pues alertan a quienes los monitorean cuando algo se mueve o hay un cambio de escena, como el detectado por las cámaras de la Alcaldía de Santa Tecla que grabaron el instante en que un sicario asesina a tiros a una joven y lesiona a su hermano.

Más y más hay ciudades que tienen sus centros vigilados, pero dotar una urbe de tales sistemas es muy costoso, prácticamente sólo al alcance de países prósperos, no naciones en vías de empobrecimiento como es nuestro país desde la llegada al poder de la extrema izquierda.

Uno de estos desarrollos faculta a las autoridades a escanear un estadio en busca de individuos buscados por la policía; hasta computadoras personales tienen programas que reconocen rostros y buscan en archivos de gran volumen, las efigies de un conocido, lo cual ha cambiado radicalmente la forma como se archivan documentos o imágenes.

Entre esas maravillosas aplicaciones está una para bibliotecarios: se toma una foto de una estantería de libros y el programa registra los títulos y en ciertos casos los cataloga, lo que luego facilita muchísimo encontrar una determinada obra.

Eventualmente podrán los botánicos fotografiar una hoja que luego se catalogue instantáneamente, como con los cuartos de los hoteles: hay servicios de inteligencia que piden a viajeros enviar fotos de las habitaciones para establecer si no hubo alguien allí secuestrado.