Explosión en México expone la falta de medidas de seguridad

Tragedia en mercado pirotécnico en México dejó 32 muertos y 59 heridos. Autoridades se jactaron hace poco de la seguridad del lugar.

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Personal del ejercito mexicano realiza labores de búsqueda y rescate con perros entrenados.

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21 December 2016

La catástrofe sucedida en un mercado pirotécnico en Tultepec, en la que 32 personas murieron debido a varias explosiones, pone en evidencia la falta de medidas de seguridad en este sector, víctima habitual de accidentes frente a los que no ha encontrado una solución. 

Seis explosiones ocurridas el martes a plena luz del día en el mercado San Pablito, formado por 300 puestos de venta legalmente establecidos, desencadenaron una tragedia que también dejó 59 personas heridas. 

Y si bien la cifra de víctimas mortales hace de este uno de los accidentes más trágicos relativos a la pirotecnia en el país, no es la primera vez que algo similar ocurre en la región. 

Durante 2014, las autoridades reportaron 15 accidentes pirotécnicos en el Estado de México, donde se ubica Tultepec y en el que se concentra la mayor parte de la producción a nivel nacional, en los que en total fallecieron 12 personas. 

En 2010, la explosión de un contenedor de pólvora de un taller de juegos pirotécnicos tuvo un saldo de tres muertos y dos heridos graves, mientras que en 2012 hubo otra víctima mortal por un incidente similar. 

¿Por qué siguen ocurriendo estos accidentes? En opinión de Antonio Macías, director para América Latina de la Asociación Nacional de Protección contra el Fuego (NFPA, por sus siglas en inglés), en México hace falta un código nacional de protección contra incendio. 

Para evitar este tipo de incidentes “se necesita una reglamentación bien diseñada”, pero la del país, repartida entre diferentes dependencias, es “insuficiente y muy precaria”, afirma el experto. 

Por tanto, “no se cumplen con todos los requisitos que deberían cumplir este tipo de instalaciones”. 

Ejemplo de ello, comenta Macías, es que en los mercados “está todo muy amontonado, hay exceso de mercancía, falta capacitación al personal de manejo”. 

En periodo de vacaciones escolares y en temporada alta para la venta de productos pirotécnicos, en el mercado de Tultepec “había familias completas, abuelos, niños, habría que tomar medidas de seguridad importantes que no se consideran”. 

Los trabajadores del mercado, quienes cuentan con más de 60 productos diferentes, son “habilísimos”, pero “necesitan más conocimiento en términos de seguridad”. 

Asimismo, dice que las inspecciones -la última en San Pablito se hizo en noviembre pasado- ayudan, pero no logran toda la efectividad porque a veces quienes las realizan no saben qué van a revisar o las reglas a seguir son pocas. 

En la página web en la que se solicitan los permisos de venta de estos materiales, el Instituto Mexiquense de Pirotecnia (Imepi) adjunta las medidas de seguridad para la comercialización: un escueto documento cuyo contenido no llega a las dos páginas. 

Para los locales permanentes se piden paredes de ladrillo, concreto o lámina metálica; para las puertas, madera o metal; suelos de tierra o cemento con aserrín. 

En los establecimientos móviles o tianguis (mercados), se exige una separación de los locales de 6 metros, y de 10 metros respecto a los estacionamientos. La cantidad máxima de fuegos artificiales al alcance del consumidor no debe exceder los 60 kilos de composición pirotécnica. 

Hace una década, un incendio arrasó con San Pablito. Su reconstrucción supuestamente vino ligada a un incremento de las medidas de seguridad, y hace unos días el Imepi aseguró que este mercado pirotécnico era el más seguro de Latinoamérica. 

Por otra parte, voces como la de la Fundación Conciencia y Dignidad han pedido que las autoridades “prohiban toda fabricación de pirotecnia en Tultepec y en el resto del país prioricen de esa forma la protección de la vida de las personas antes que cualquier actividad lucrativa o interés”. 

Es mucho lo que está en juego: en Tultepec hay aproximadamente 30 mil personas que viven de la pirotecnia, una actividad que ha ido pasando de generación a generación desde hace décadas. -EFE