Sánchez Cerén en Cuba para despedir a Fidel Castro

Cientos de miles de personas llenan Plaza de Revolución para darle el adiós.

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29 November 2016

Líderes extranjeros y representantes de gobiernos de distintos signos políticos asisten el martes a un multitudinario homenaje al fallecido Fidel Castro, un hombre que generó admiración y críticas por igual alrededor del mundo.

Entre los asistentes figura el presidente salvadoreño Salvador Sánchez Cerén.

Entre los dignatarios que han llegado a La Habana para asistir al homenaje póstumo se encuentran, entre otros, los presidentes de Venezuela, Nicolás Maduro; Bolivia, Evo Morales; Ecuador, Rafael Correa; Nicaragua, Daniel Ortega; Panamá, Juan Carlos Varela; El Salvador, Salvador Sánchez Cerén; y México, Enrique Peña Nieto.

Previo a que sus cenizas emprendan un recorrido de regreso por la ruta que hace más de cinco décadas marcó la victoria de su revolución, las máximas autoridades cubanas encabezas por su hermano y actual presidente, Raúl Castro, hicieron la última guardia en el altar por donde cientos de miles de personas le han rendido honores durante dos días.

Mientras la gente copaba la Plaza de la Revolución, escenario de homenajes a héroes como José Martí y Ernesto Che Guevara y también para misas durante dos visitas papales, el resto del país seguía en duelo y silencioso.

La Habana, que se caracteriza por el bullicio y la música en cada rincón, se mantenía bajo un evidente recogimiento. Entre los líderes que llegaron estaban el boliviano Evo Morales y el venezolano Nicolás Maduro, estrechos aliados de Castro. También se preveía la llegada de enviados de países de un signo político distinto, incluido el Reino Unidos y Estados Unidos.

“Cuba está viviendo un momento de profunda conmoción”, dijo acongojado el presidente boliviano Morales a su arribo el lunes por la noche. “Vine a acompañar en un momento doloroso por la pérdida de mi hermano, mi amigo Fidel Castro”.

Morales y Maduro visitaron temprano el altar adornado con rosas blancas que muestra el retrato de un joven Castro vestido de campaña y un puñado de medallas y que es resguardado por una guardia de honor integrada por hombres y mujeres vestidos de uniforme de las diferentes fuerzas cubanas. El venezolano Maduro no hizo declaraciones.

Desde que amaneció

Desde el amanecer y por segundo día consecutivo miles de cubanos se formaron ordenadamente en una larga fila de más de un kilómetro en los alrededores de la emblemática Plaza de la Revolución para observar y honrar el altar del fallecido.

“Siento una honda tristeza, pero el orgullo es inmenso por haberle tenido cerca. Su partida física nos da fuerza para seguir avanzando en su ideario. Esto no se va a perder porque somos millones”, dijo Ana Beatriz Pérez, una médica investigadora de 50 años, mientras intentaba avanzar lentamente en la fila con la ayuda de un par de muletas.

“Su muerte es otra revolución”, afirmó Fidel Díaz Castro, esposo de Pérez, tras reconocer que el fallecimiento del cubano le permitirá a muchos “redescubrir las ideas del comandante para las nuevas generaciones”.

La urna con las cenizas del barbado ex gobernante reposa en una sala del Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias donde el presidente Raúl Castro y dirigentes del buró político del partido comunista le rindieron tributo la víspera, informó la prensa estatal cubana.

“Hasta luego comandante. Tus ideas quedan aquí con nosotros”, dijo entre llantos Etelbina Pérez, una jubilada de 64 años, tras lanzarle un beso al altar en señal de despedida. “Siento mucho dolor por su muerte. Toda la vida se la debo a él. Me sacó de la sierra. Estudié gracias a él. Mi papá era un campesino y él nos ayudó. Le agradeceré por todo lo que me resta de vida”, dijo mientras intentaba contener el llanto.

Tras los dos días de tributo y compromiso de la población con los ideales revolucionarios, las cenizas del fallecido comandante partirán en una procesión de tres días hacia el este de la isla recorriendo el camino inverso que hicieron las tropas que lideró desde las montañas de Sierra Maestra.

En la carretera que conduce al interior y oriente de la isla los cubanos hacían preparativos con miras a la caravana de las cenizas, y los residentes de localidades como Taguasco se expresaron ansiosos de despedir al exgobernante.