WASHINGTON. Cada cuatro años, el 20 de enero se convierte en el día más importante del año en Estados Unidos, pues esa es la fecha escogida constitucionalmente para la investidura del nuevo presidente del país.
Así, el republicano Donald Trump se converetirá en el cuadragésimo quinto presidente de EE.UU.
Junto a las escaleras del Capitolio, el edificio que alberga las dos cámaras del Congreso estadounidense, en Washington, el nuevo mandatario prestará juramento ante el presidente del Tribunal Supremo. Con la mano izquierda sobre la Constitución y la derecha levantada en señal de promesa pronunciará: "Juro solemnemente que ejerceré fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos, y hasta el límite de mi capacidad, preservar, proteger y defender la Constitución de los Estados Unidos". De esta manera, el nuevo dirigente pasará a ocupar la Casa Blanca; lugar que el presidente anterior, Barack Obama, abandonará tras ocho años de mandato.
Hasta 1933, la toma de mando de los nuevos jefes de Estado se realizaba siempre el 4 de marzo. Pero esta tradición no siempre se cumplió debido a la muerte en los siglos XVIII y XIX de varios presidentes antes de que se cumpliera su mandato. George Washington, primer presidente de EEUU, juramentó el 30 de abril de 1789.
Tras el mandato de Washington, las autoridades acordaron realizar la investidura de los presidentes cada 4 de marzo, para conmemorar el día en que se reunió por primera vez el Congreso de los Estados Unidos en 1789.
Sin embargo, con el tiempo, el período entre la elección y la toma de mando se vio muy prolongado, por ello se decidió acortar el plazo de cuatro meses para la transferencia de mando a solo 2 meses.
Así, en 1933 se aprobó la Vigésima Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos, mediante la cual se establece que, tras las elecciones presidenciales, el nuevo Congreso se constituiría los primeros días del año (3 de enero) y el presidente tomaría posesión de su cargo el 20 de enero, como se realiza desde 1937 en que se instauró oficialmente.
Este 6 de enero, el Congreso de EE.UU. se reunirá en una sesión conjunta para contar los votos hechos por el Colegio Electoral, que se encuentran guardados en unas cajas de caoba, y declarará oficialmente a los ganadores de las elecciones.