La incertidumbre rodea ahora a los países latinoamericanos con el triunfo de Donald Trump por sus promesas de construir un muro en la frontera con México, deportar masivamente inmigrantes indocumentados y aumentar el proteccionismo comercial y por un cambio radical en las relaciones de Washington con sus vecinos.
"Si (Trump) lleva a cabo lo que está diciendo, esto va a reventar relaciones no solamente con América Latina sino con todo el mundo", dijo al portal digital BBC Mundo antes de la votación del martes Michael Shifter, presidente Diálogo Interamericano, un centro de análisis en Washington D.C.
Por ejemplo, Trump prometió construir un gran muro en la frontera con México y obligar a este país a pagarlo, algo que se volvió todo un símbolo de su voluntad de dar la espalda al vecino del sur.
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En cierto momento habló de deportar a 11 millones de inmigrares indocumentados que viven en EE.UU., en su mayoría provenientes de Latinoamérica.
Lo que da un poco de respiro es que cuando visitó al presidente Enrique Peña Nieto en México, Trump moderó su retórica sobre las deportaciones masivas y sugirió que se enfocaría en quienes tienen antecedentes penales.
Pero Shifter recuerda que como presidente de Estados Unidos, Trump no tendrá un poder ilimitado. "No sé cuánto podría hacer como presidente, dado que tiene que funcionar en un contexto de instituciones y contrapesos", dijo Shifter.
Arturo Valenzuela, que fue jefe de la diplomacia de EE.UU. para América Latina cuando Clinton era secretaria de Estado, sostuvo antes de la elección que con Trump en la Casa Blanca "va a ser muy difícil establecer una relación de confianza" con la región.
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Y Shifter coincidió: "Va a haber muchísimas más dificultades para cooperar en cualquier tema".
Lo que puede resultar inminente es que revise la apertura de relaciones con Cuba y el tratado de libre comercio de EE.UU. con Canadá y México, conocido como Nafta.
“Con Cuba hay un proceso que es difícil que se vaya hacia atrás, pero lo que puede pasar es que se congelen los avances”, indica la analista internacional de la Universidad de Santiago, Lucía Dammert.
Patricio Gajardo, analista internacional y académico del Centro de Derecho Público y Sociedad de la Universidad San Sebastián (USS), explica que los eventuales problemas entre Trump y México podrían repercutir en el resto de la región.
“El hecho de que Trump se oponga al NAFTA y piense en revisarlo o terminarlo va impactar de manera directa a un socio comercial muy relevante, y que además constituye una de las principales potencias económicas de América Latina, por lo que tendría un impacto en la región en su conjunto”, reitera Gajardo.
Una de las razones para Trump de buscar -al menos- renegociar el acuerdo de libre comercio con el estado azteca, es que muchas empresas automovilísticas norteamericanas trasladaron sus fábricas de producción a México, afectando al empleo en muchas ciudades del interior de Estados Unidos.
Mientras tanto, desde México hasta Argentina se multiplican los diarios de Latinoamérica se preguntan por el futuro de la relación entre Washington y la región.
El diario mexicano El Universal publica que "México, constante objeto de los ataques de Trump, podría enfrentar ahora uno de los peores escenarios posibles, con la promesa del magnate de construir un muro en la frontera y hacer pagar a nuestro país por él; replantear o incluso eliminar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y deportar a millones de indocumentados de vuelta a sus países de orígen".
La Nación, de Argentina, expone que Estados Unidos “amanece a otra cultura política. A una en la que es aceptable decir lo políticamente incorrecto. Insultar a un inmigrante por el hecho de serlo. En la que es aceptable elogiar a un autócrata, como Vladimir Putin, o cambiar las reglas de un tratado internacional. Una cultura en la que quien piense distinto sea visto como un adversario. Alguien a quien segregar".