En Nueva York se vivía un ambiente de fiesta. Tanto republicanos como democratas, escogieron esta ciudad para realizar sus eventos del final de las elecciones.
Hillary Clinton quería "tirar la casa por la ventana" y eligió para su fiesta el Javits Center, un moderno centro de convenciones en Manhattan. El amplio lugar parecía no dar abasto para las numerosas personas que llegaron a aclamar una victoria que no pudo ser.
Caminaron al menos cuatro cuadras, pasaron varios controles de seguridad y vencieron el frío cruel de la ciudad que nunca duerme. Esperaron alrededor de seis horas, viendo videos de la campaña -muchos que recordaban la amplia trayectoria de Clinton y su lucha por las mujeres y las minorías-, escuchando discursos de políticos como Bill di Blasio, alcalde de Nueva York, o de personalidades como Katy Perry, artista que activamente apoyó a la candidata demócrata en su campaña.
Podría interesarle: Caen mercados asiáticos al repuntar Trump
Los resultados comenzaron a hacerse públicos. La gente celebraba los estados azules y lamentaban aquellos que se pintaban de rojo. Aplausos y gritos de gozo se combinaban con lamentos y abucheos. Poco a poco, se desvanecía el brillo de alegría en los rostros de los presentes.
Algunos lloraron. "No me esperaba esto. No lo puedo creer. Las encuestas se equivocaron", dijo Stacy Turner entre sollozos, quien deseaba que Hillary Clinton se convirtiera en la primera mujer presidenta de una de las naciones más poderosas del mundo.
Otros fueron más sobrios en sus reacciones. Tim Johnson se limitó a lamentar la decisión de sus compatriotas, aunque dijo que respetaba la democracia. "Teníamos la oportunidad de seguir por el buen camino y la desperdiciamos".