Diocleciano resucitado

Diocleciano pensó haber encontrado la piedra filosofal, con el Edicto sobre Precios Máximos [Edictum De Pretiis Rerum Venalium]

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04 November 2015

No hay cosa peor que aferrarse a una forma de hacer las cosas cuando las realidades demuestran de manera contundente el fracaso de esa conducta. Así está procediendo la burocracia gubernamental venezolana cuando, ante el fracaso de sus leyes de control de precios, encuentran como solución establecer controles más absolutos aún. 

Hace 1,000 años el Rey Canuto II de Dinamarca pretendió darle una lección didáctica a sus burócratas y adulantes, colocando su trono a la orilla del mar y ordenando a la marea que no subiera, proclamando que: Todos los habitantes de este mundo sepan que vano y trivial es el poder de los reyes, y que nadie merece el título de rey, salvo Aquél a cuyas órdenes el cielo, la tierra y el mar obedecen por leyes eternas. No sabemos si esa lección tuvo algún resultado, pero como están las cosas el próximo decreto que uno espera del gobierno venezolano es la derogatoria terminante de la Ley de la Gravedad… en cadena nacional y con la corte portátil de acólitos adulantes aplaudiendo la medida.
 
Pero la lección que Miraflores debería tomarse más a pecho se remonta 1,700 años a los edictos del emperador romano Diocleciano. Diocleciano y sus predecesores inmediatos pensaban que podían engañar a sus súbditos, reduciendo el contenido de oro del Denario. Los romanos eran todo menos tontos, y los precios en denarios de los bienes y servicios comenzaron a escalar (entonces todavía no lo llamaban inflación) lenta pero irremisiblemente. Diocleciano pensó haber encontrado la piedra filosofal, con el Edicto sobre Precios Máximos  


*Economista cubano-venezolano.