¿Sabes quién será el nuevo jefe de la ONU?

Guterres, de 67 años, fue designado el miércoles para suceder a Ban Ki-moon como próximo secretario general de la ONU.

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Antonio Guterres

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05 October 2016

Poco después de ser elegido lí­der del centro izquierdista Partido Socialista de Portugal en 1992, Antonio Guterres añadió una rosa roja al puño cerrado que era el sí­mbolo tradicional de la organización.

Fue un cambio de imagen polí­tica que capturó además el lado más suave y gentil de Guterres. Y pagó dividendos: luego de un decenio fuera del poder, los Socialistas ganaron las elecciones en 1995 y ascendieron al gobierno con Guterres como primer ministro.

Guterres, de 67 años, fue designado el miércoles para suceder a Ban Ki-moon como próximo secretario general de la ONU. El Consejo de Seguridad se reunirá el jueves para aprobar formalmente a Guterres y recomendar su candidatura a la Asamblea General, que debe dar su aprobación final.

Guterres se dio a conocer en los años 90 por formar parte de una nueva generación de socialistas modernizadores que incluyó al primer ministro británico Tony Blair.

Fue admirado por su elocuencia, inteligencia y moderación. Pero en sus ocho años como primer ministro también fue conocido como un polí­tico que eludí­a decisiones impopulares y a menudo encontraba difí­cil decir no. Renunció a mediados de su segundo término, cuando la popularidad de su partido comenzó a caer.

Bajo el liderato de Guterres, los socialistas portugueses se deshicieron de las tendencias más izquierdistas y se volvieron un partido moderado en el centro del espectro polí­tico.

Guterres —que además del portugués domina el inglés, el español y el francés y tiene un gran interés en la historia medieval, el cine y la ópera— atrajo a la nueva clase media de Portugal, que emergió con el aumento de la riqueza del paí­s tras la integración a la Unión Europea en 1986.

Fuerte partidario de los pasos europeos hacia una mayor integración polí­tica y económica, Guterres llamó a los miembros de la UE a ceder más poder a instituciones centralizadas.

Como primer ministro, adoptó polí­ticas favorables a los negocios y trabajó en una extensa privatización de compañí­as estatales, al tiempo que dedicaba fondos a asuntos sociales como educación y salud. Aprobó una ley que estableció ingresos mí­nimos para familias, con el gobierno proveyendo dinero a las más pobres para que pudiesen alcanzar la marca.

Quizás su mayor logro en Portugal fue implementar las reformas financieras e insistir en lí­mites de gastos gubernamentales necesarios para calificar para membresí­a en el euro, cuando muchos observadores habí­an predicho que el paí­s era demasiado indisciplinado fiscalmente y no lo lograrí­a.

Luego de siete años, Guterres renunció inesperadamente como primer ministro cuando los socialistas perdieron en elecciones municipales en el 2001. Entonces dio la espalda a la polí­tica portuguesa, optando por una carrera en el exterior como Alto Comisionado de la ONU para Refugiados, un puesto que ocupó hasta el 2015.