Luis Fuentes, un salvadoreño residente en Long Island, aún no pierde la esperanza de volver a ver a su esposa con vida o… por lo menos encontrar sus restos.
Las hermanas Reyna Carolina y Marilú Noely Alas Santos hicieron el viaje por tierra desde su pueblo Chalatenango, en El Salvador, para intentar el cruce a Estados Unidos a través de México. Ambas fueron secuestradas en el área de fronteriza con el estado de Texas.
La última vez que hizo contacto con ellas fue el 5 de septiembre de 2012, cuando le dijeron que estaban por cruzar el Río Grande. Reyna Carolina logró escapar de sus captores, pero de Noely nunca se supo más, contó Fuentes, quien vive en Estados Unidos bajo el Estatus de Protección Temporal (TPS).
Fuentes insiste en su lucha por esclarecer el caso y dijo que la madre de su esposa vino hace dos meses a Nueva York y aportó pruebas de ADN para tratar de localizar a Noely entre los restos de los indocumentados que intentan identificar las autoridades fronterizas.
El salvadoreño vive en Brentwood y tiene la custodia de los niños que procreó con Noely, quien tenía 29 años cuando desapareció.
“Los casos de secuestros y de extorsión a las familias inmigrantes no son un caso nuevo. Siempre han existido, lo que ocurre hoy es que con el desarrollo de las comunicaciones es más fácil informarse, todo es inmediato y nos enteramos más rápidamente”, dijo de su parte desde México -en entrevista telefónica- el reverendo Allan Ramírez, quien fuera pastor por más de 30 años de la Iglesia Reformada de Brookville y un conocido defensor de los inmigrantes.
A más control en la frontera, más secuestros
Ramírez no se sorprende de que el índice de secuestros de inmigrantes en la frontera con Estados Unidos haya aumentado y explicó por qué.
“El mayor control de las autoridades en la frontera ha creado las condiciones para que los coyoteros y los secuestradores saquen ventaja. En su intento por cruzar, los inmigrantes buscan otros caminos y es allí cuando caen en mano de los secuestradores”, dijo el reverendo quien ahora radica en el país azteca y continúa activo en su labor pro inmigrante.
“Hablar de secuestros y la posterior extorsión a la que son sometidas las familias de los retenidos es un tema que se ve a diario. Estamos acostumbrados a esto y es muy triste reconocerlo”, insistió Ramírez quien agregó además que, con la retórica antiinmigrante muy extendida en la campaña presidencial, la situación para los inmigrantes será “aún peor”.
El pastor dijo que ante la posibilidad de que un candidato como Donald Trump llegue a la presidencia, el odio a los inmigrantes crece, lo cual abona el terreno del otro lado de la frontera para que los criminales se aprovechen de la desesperación.
De eldiariony.com