Niños nigerianos relatan los secuestros de los terroristas

Los colegios y las residencias de estudiantes son frecuentemente asaltados por hombres armados en la zona norte de Nigeria.

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17 September 2016

CAMERÚN. Paul y su hermano pequeño, Adam, se resistieron con todas sus fuerzas cuando varios hombres armados de la secta de Boko Haram irrumpieron en su casa, en un pueblo localizado en el estado de Borno, en Nigeria, y los sacaron a rastras.
“Acabaron por levantarnos y tirarnos dentro de un coche. Nos esposaron y estuvimos así un día”, relata Paul desde el campamento de Minawao, en la Región del Extremo Norte de Camerún, donde ahora es un refugiado con su hermano y su madre. Paul añadió: “Nuestro secuestro ocurrió hace casi 3 años pero lo sentimos como si hubiera sido ayer”.
Con los dos niños esposados en el asiento de atrás, el coche condujo hasta el bosque de Sambisa, uno de los bastiones de Boko Haram en la frontera de Camerún. Los secuestradores le exigieron a la familia un rescate de 20 millones de nairas ($100,000) por liberar a Adam y a Paul, que tenían en esa época 12 y 14 años, respectivamente, si no los matarían.
En el bosque los hermanos, que son cristianos, fueron obligados a convertirse al islam. Paul recuerda que sus secuestradores gritaban: “Les cortaremos el cuello si no se convierten”.
El segundo día de su cautiverio, se obligó a los niños a estar de pie frente a una pared de lodo. Los terroristas pusieron las kalashnikovs en sus espaldas y los amenazaron nuevamente con matarlos. Paul recuerda: “Luego nos arrastraron hasta un pozo y pensé que nos iban a arrojar dentro, pero solo querían asustarnos. Al final, nos llevaron de vuelta al árbol bajo el que habíamos estado durmiendo la noche anterior”.
Sin mantas que los calentasen por la noche, con escasa comida con la que alimentarse durante varios días y con las constantes amenazas de muerte, los dos niños pensaban que iban a morir. Paul dijo: “llorábamos a menudo. Teníamos frío. Pensábamos en cuánto echábamos de menos nuestro hogar y a nuestra madre”.
Les dijeron a los niños que los entrenarían para convertirlos en combatientes: un destino al que, de hecho, escaparon. Aunque no lo sabían, se estaban llevando a cabo negociaciones entre el tío de los niños y uno de los jefe de Boko Haram en el estado de Borno. Finalmente, fueron liberados tras 7 días aterradores.
Cientos e incluso miles de niños han sido secuestrados en Nigeria desde 2013, cuando Boko Haram reforzó su sublevación. El espectacular secuestro de 276 niñas en Chibok, en el estado de Borno, en abril de 2014, apareció en todas las portadas del mundo y generó un compromiso social en las redes sin precedentes (ver #BringBackOurGirls). Alrededor de 50 de esas niñas consiguieron escapar en las horas y en los días siguientes al brutal secuestro,   aunque nada se sabe del destino de las otras. 
Los secuestros de niñas y niños ya ocurrían mucho antes de este caso de gran repercusión y aún se dan regularmente. Los colegios y las residencias de estudiantes son frecuentemente asaltados por hombres armados en la zona norte de Nigeria. A los niños se los secuestra para reclutarlos para las filas de la secta, mientras que las niñas secuestradas se verán expuestas a matrimonios forzados, explotación sexual y abusos.
Algunas familias han escapado a países vecinos más seguros como medida preventiva, aunque también se han denunciado secuestros de niños en Camerún, el Chad y Níger. Desde el año pasado, las niñas también se han utilizado cada vez más para llevar a cabo ataques suicidas.
Respecto a la inseguridad imperante en su tierra natal, Paul declaró: “Ahora somos refugiados en Camerún y nos sentimos más seguros. Echo de menos mi hogar en Nigeria, mi pueblo y mis amigos, pero aún tengo miedo de volver allí y de encontrarme con los hombres que me secuestraron”. —AGENCIAS.