Carlos el marine, un héroe anónimo asesinado en la comunidad por la que luchó

El chico de la banda, el dibujante, el marine, el voluntario, así lo recuerdan familiares y amigos

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El marine salvadoreño

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21 September 2016

Carlos Segovia, el marine de origen salvadoreño que murió en Los Ángeles la noche del lunes a raíz de un impacto de bala en la cabeza, es recordado por familiares y amigos como alguien que siempre quiso servir a su comunidad. 

Segovia era voluntario ayudando a indigentes, rescatando mascotas y limpiando las calles de Los Ángeles por las que nunca pasean los turistas. 

Una publicación de CNN señala que le gustaba la acción, tenía carácter y mucha determinación. 

Desde la escuela, este salvadoreño tenía claro que, si llegaba el caso, daría la vida por los suyos, por lo que él creía justo. Tanto es así que se alistó en los Marines.


El joven de 19 años fue baleado el viernes 16 de septiembre cuando estaba de licencia. Acababa de dejar en casa a Kímberly Pérez, su novia y se dirigía al domicilio de Claudia Pérez, su amiga y presidenta de la organización solidaria LA On Cloud 9 con la que colaboraba los fines de semana, agrega la publicación.

Carlos intentó evitar el robo del vehículo de su suegra cuando fue baleado en la cabeza. Kímberly escuchó por el teléfono cómo su novio discutía con los presuntos ladrones. Luego el sonido de un auto en movimiento, después nada.

Fue trasladado al centro médico California Hospital donde el lunes fue declarado clínicamente muerto. 

El chico de la banda, el dibujante, el marine, el voluntario, así lo recuerdan sus allegados. 



“Fue un niño que movió corazones”, dijo a Univision Noticias su madre, Sandra López. Quienes lo conocieron lo describieron como un muchacho sociable y volcado en ayudar al prójimo.

“Desde el kínder, si veía un juguetito que se le caía a otro niño él se lo recogía”, contaba su madre que repasaba en su memoria los recuerdos que guarda de su hijo.

En la escuela preparatoria Foshay, en Los Ángeles destacó por su activismo y llegó a organizar colectas y ventas para abrir un pequeño gimnasio. Le encantaba el deporte. Por aquella época lucía una bandana que le hacía destacar.

También destacó como artista. Desde niño había tenido gusto por el dibujo, pero en Foshay pudo expresarse a gran escala. Le permitieron pintar murales. Uno de retrató un mundo sostenido por una mujer negra, que a su vez está sujeta por manos de otras razas.



En febrero de este año entró en los Marines. En mayo fue asignado al Batallón de Entrenamiento de Infantería Avanzada de la Escuela de Infantería de Camp Pendleton, en el condado de San Diego.

“Siempre supe que iba a ser un gran marine, apuesto a que lo fue”, comentó a Univision su compañero de armas Óscar Umana, quien conoció a Carlos antes de entrar en el Ejército.