Carta a los 300

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29 julio 2013

Estimados amigos:

Un día de estos al fin me encontré con los 300. Bueno, no con todos, pero con algunos de los fundadores de este movimiento. Y cuál fue mi grata sorpresa: detrás del nombre de "los 300" se esconde mucho más que una nueva técnica para financiar la campaña de Norman Quijano. Digo "esconde", porque aparte de ustedes nadie sabe, ya que hasta ahora no lo han dicho en voz alta, ni al partido ni a la ciudadanía: Somos el relevo de ARENA. Somos la generación posguerra que al fin está lista para tomar en sus manos el partido y el país —y en el proceso reformarlos.

Bueno, en aquella noche daba la impresión que hasta ustedes mismos se asustaron cuando al fin lo dijeren en voz alta: Si no estamos satisfechos de cómo se maneja el partido, la selección de candidatos y la formulación de políticas públicas, vamos a tener que meternos nosotros mismos en política...

Entonces lo que empezó como un compromiso de reunir a 300 profesionales y empresarios jóvenes para ayudar a financiar la campaña de Norman Quijano, de repente se convierte en otro compromiso mucho más serio: en el camino de asegurar que gane ARENA, cambiar el rostro y el rumbo del partido.

Lo significativo es que este grupo de los 300, que ya llegó a ser los 500, no nace como disidencia, no nace como rebeldía, no nace en pleito. Nace con un propósito integral: aportar los fondos frescos, pero también las ideas nuevas que necesita ARENA para ganar, pero sobre todo para gobernar con visión del futuro.

No ser rebeldes tiene su precio: hasta ahora ustedes no han reunido la fuerza, el ímpetu, la agresividad necesarios para irrumpir en la política y transformarla. Pero tiene una gran ventaja: Nadie los va confundir con la paja de Walter Araujo y su "nueva derecha", que no es otra cosa que el intento de destruir a ARENA. Nadie los va a confundir con los primos Saca y su "derecha social", que no es otra cosa que el populismo puro.

Si ustedes deciden proyectarse decididamente como la nueva cara de ARENA, que no solo es capaz de asegurar que gane las elecciones, sino también que cambie de verdad y no vuelva a recaer en sus viejos vicios del autoritarismo y mercantilismo, ¿quién los va a detener en su propósito de transformar al país empezando con su propio partido?

Mientras algunos analistas de ciertas tendencias de la izquierda (Dagoberto Gutiérrez y Joaquín Villalobos) y ciertas tendencias de la derecha (Kirio Waldo Salgado, Walter Araujo) siguen hablando de la oligarquía, de las 13 familias, o del reducido grupo de capitalistas llamado Grupo 20 controlando ARENA, ustedes dicen: Aquí hay 300, 500, 1000... profesionales y empresarios de la siguiente generación, todos exitosos, todos liberales, todos clase media, todos trabajadores, todos hartos de la corrupción, todos comprometidos con dar prioridad absoluta a la educación —y vamos a hacernos responsables del partido ARENA y del país para transformarlo y hacerlos aptos para el salto al primer mundo. Los que hoy en día continúan hablando de la oligarquía, incluyendo Elías Antonio Saca y Salvador Sánchez Cerén, Dagoberto Gutiérrez y Joaquín Villalobos, siguen anclados en el siglo pasado y en el Tercer Mundo. Déjenlos hablar solos y prepárense a entrar en política transformándola.

Sólo les digo una cosa: No queden sólo hablando, tomen acción. Otra oportunidad como esta (de tomarse su lugar a fuerza de ideas, sin necesidad de botar lo acumulado) no se les va a abrir. Si se duermen o ahuevan ahora, vamos a tener mal gobierno, no importando quién de los tres candidatos gane. Y a la siguiente generación, los bichos de hoy, les va a tocar una verdadera revolución.

Saludos, Paolo Lüers