ESTADOS UNIDOS. Las inundaciones “sin precedentes” registradas desde el viernes en Louisiana, en el sur de EE.UU., han dejado tres muertos y han obligado a rescatar a unas 7,000 personas de sus hogares y vehículos.
Los equipos de emergencia usaron ayer vehículos altos, barcos y helicópteros para rescatar a decenas de residentes del sur del estado mientras el gobernador advirtió que la catástrofe “no ha terminado”.
Las lluvias torrenciales, que también afectaron al vecino estado de Mississipi, amainaron ayer mientras las autoridades intensificaban sus esfuerzos de rescate de las autoridades, aunque la crecida del agua seguía siendo peligrosa en buena parte del estado.
“Se están rompiendo todos los récords” de inundaciones en el estado, dijo ayer en una conferencia de prensa el gobernador de Louisiana, John Bel Edwards, al asegurar que no se puede prever la evolución del caudal en las inundaciones.
“Esto no ha terminado. El agua todavía va a subir en muchas áreas. No hay que bajar la guardia”, agregó Edwards, cuya familia tuvo que ser reubicada a una instalación de la policía estatal en Baton Rouge.
Según el gobernador, se ha rescatado a unas 7,000 personas y a unas 500 mascotas y más de 5,000 habitantes del estado tuvieron que pasar la última noche en refugios después de que se inundaran miles de viviendas.
Hasta ahora, las autoridades han confirmado tres muertes, una más que el sábado, y han dicho que una persona sigue desaparecida.
Entre los muertos están William Mayfield, de 68 años, que se ahogó cuando trataba de abandonar su casa en la localidad de Zachary; y un hombre no identificado cuya camioneta fue arrastrada por el agua desde la autopista en Saint Helena Parish, en el norte del estado.
Alrededor de 1,700 agentes de la Guardia Nacional seguían desplegados ayer en todo el estado para tareas de búsqueda y rescate de personas atrapadas en sus casas.
Algunos vehículos con gente dentro quedaron varados durante más de 24 horas este fin de semana en una carretera inundada, según explicó el superintendente de la policía estatal, el coronel Michael Edmonson.