La libertad de expresión es uno de los principales derechos constitucionales. Y como todos los otros derechos, existe y se fundamenta en que beneficia a las personas. Por eso se la defiende, y libertad de expresión significa libertad para expresar ideas, convicciones, ideologías, filosofías. Es un valor que se respeta y se refuerza mientras se lo usa genuinamente.
La libertad de expresión de las personas, como su libertad de conciencia, es un valor, porque permite a cada uno conocer, interpretar, analizar críticamente los hechos, para poder decidir y actuar adecuadamente frente a la realidad.
La solución no está en prohibir, ni censurar. Lo importante es fortalecer a los ciudadanos para que ejerzan su capacidad crítica para evaluar los mensajes de los demás y para emitir los propios, y así aumentar el nivel de exigencia y el de la participación, en beneficio de la sociedad.
Amenazar o intimidar a la prensa, no sólo atenta contra la libertad y el derecho de ésta en sí misma, sino también a los derechos de la población, ese derecho sensible de estar informado.
Los pilares de la democracia están hoy gravemente amenazados, su defensa activa se vuelve obligante para quienes asumimos la comunicación desde el ámbito empresarial, gremial y académico, en la defensa de la libertad de expresión y la libertad de expresión comercial en los medios de comunicación.
Debemos reconocer que la libertad de expresión del pensamiento es la base de todas las libertades y constituye el pilar fundamental de la democracia. No puede haber democracia sin el ejercicio de un periodismo libre, independiente y constructivo.
La libertad de prensa expresada con la verdad y la exactitud, debe ser una constante que el comunicador social tiene que mantener a todo trance aun a riesgo de su propia libertad y de su vida, porque así se estaría cumpliendo el sagrado derecho del pueblo de ser informado. Un pueblo informado, es un pueblo alerta y preparado para estar incorporado a las grandes tareas del desarrollo nacional.
No se concibe hoy en día que el hombre pueda vivir sin los medios de comunicación. No se concibe un pueblo sin tener qué leer, qué oír, qué mirar. Por eso, también, no se explica un pueblo donde no hay quien vigile, quien mire, y sobre todo, quien siga los pasos de sus gobernantes. Chateaubriand dijo una vez: “Prefiero la libertad sin Constitución a la Constitución sin libertad”. Y no se concibe la libertad sin órganos de comunicación que digan lo que está pasando. Y Jefferson anotó esto: “Si me dan a elegir un gobierno sin periódicos, o periódicos sin gobierno, no vacilaría un momento en elegir lo último”.
Momentos difíciles se viven porque se están consumando verdaderos “Coup d’état” (perdón por el francés = golpe de Estado) por parte de quienes ejercen el poder en diferentes países de Latinoamérica. Es un <
“Acciones dictatoriales de gobernantes que buscan conservar el poder para siempre, cortan la libertad de expresión, que es a su vez, el oxígeno de la comunicación”. El ejercicio de un periodismo libre e independiente, que practique la crítica constructiva en un plano de ética profesional, constituye una herramienta útil y necesaria para perfeccionar la democracia, promover la paz, los derechos humanos, la tolerancia y la solidaridad social.
*Colaborador de El Diario de Hoy.