Michel Temer, presidente interino de Brasil, anunció un corte drástico de gastos públicos, además de una auditoría de los programas sociales. Esto con la finalidad de superar el estancamiento económico y la dura situación fiscal de este país.
El nuevo mandatario asumió ayer el poder y nombró a su gabinete tras la separación temporal de Dilma Rousseff de este cargo, debido al juicio político que enfrenta por alterar las cuentas públicas y que en estos momentos se encuentra en manos del Senado. Si esta cámara define que Rousseff es culpable y debe renunciar, Temer gobernaría hasta el 1 de enero de 2019. De lo contrario, retornaría al poder en 180 días.
El presidente interino no dio descanso a sus recién nombrados ministros y ayer mismo organizó la primera reunión con los miembros de su gabinete para trazar las líneas maestras del que será su Gobierno.
Temer, junto al recientemente nombrado ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, anunciaron que aún están a la espera de conocer datos precisos sobre la situación económica brasileña, lo cual les permitirá fijar metas realistas para las medidas que se tomarán, a fin de poder ofrecer seguridad y confianza a los actores económicos.
El mandatario afirmó que tanto él como su gabinete están conscientes de la urgencia con la que deben tomarse las medidas, pero subrayó la confianza que tiene en el equipo, a quien le ha ofrecido autonomía para trabajar.
De momento, se conoce que el déficit fiscal antes del pago de intereses de la deuda pública ascendió al 2.28%, la peor cifra desde que se lleva un registro de este dato, en 1997. Tras el pago de intereses, el déficit alcanza el 9.7%. La deuda pública, por su parte, se encuentra en un 38.9% con respecto al Producto Interno Bruto.
A raíz de esto, el nuevo Gobierno plantea medidas radicales como el recorte de al menos 4,000 empleos públicos, lo cual ayudaría a reducir el costo de operación estatal y ayudaría a aumentar la eficacia pública.
“La meta es que, para el 31 de diciembre de este año, tengamos 4,000 cargos públicos menos de los que teníamos el 1 de enero”, afirmó el ministro de Planificación, Romero Jucá previo a la primera reunión del nuevo gabinete.
Jucá explicó que los primeros cargos públicos a recortarse son los puestos de confianza o que ejercían funciones específicas remuneradas, es decir los que no son de carrera pública ni los que desarrollan funciones estratégicas. Además, agregó que las 4 mil plazas son preliminares, pero podrían ser más.
Para estos efectos, Temer propuso una profunda reestructuración de todos los ministerios para evaluar su funcionamiento y adecuar su tamaño de acuerdo a las necesidades del país.
Una de las primeras decisiones tomadas en este sentido es la reducción del número de ministerios de 31 a 23, lo que incluye la fusión de ministerios como los de Educación y Cultura, y la eliminación de algunos como los de Puertos y Aviación Civil.
Jucá admitió que esto no resuelve por completo el problema fiscal del país, pero muestra un paso en la dirección correcta y un compromiso del Gobierno con la reducción del gasto público.
No promete milagros
Michel Temer, quien parece confiar en que la presidente Dilma Rousseff no volverá al poder, afirmó que dos años no son suficientes para hacer milagros y recuperar la economía de Brasil por completo.
No obstante, afirmó que sus medidas van en la dirección correcta. “Quiero que al dejar la Presidencia me miren y digan por lo menos: ‘ese sujeto arregló el país’”, agregó.
El nuevo gobierno ha despertado diferentes reacciones. Por un lado, se ha celebrado el cambio y la determinación de las medidas anunciadas.
Sin embargo, en las primeras horas del nuevo gobierno, el presidente interino ya fue duramente criticado por integrar el primer gabinete en décadas que no tiene participación femenina o de poblaciones afrodescendientes.
Dilma Rousseff afirma que volverá a la presidencia
Tras la suspensión temporal de su cargo como presidente de Brasil, Dilma Rousseff se mostró optimista de que el Senado de este país determinará su inocencia en el juicio político y podrá volver a la presidencia en seis meses.
Rousseff, quien permanece en la residencia presidencial “Palacio de la Alvorada”, afirmó ante un grupo de periodistas extranjeros que el gobierno del interino Michel Temer es ilegítimo.
Además, señaló que “no hay bases jurídicas para este proceso, que no es más que un golpe”.
El abogado general del Estado, José Eduardo Cardozo, es también el representante legal de la expresidente, quien es acusada de maquillar cifras oficiales para ocultar la crisis económica que actualmente vive Brasil.
“Nos tenemos que defender jurídica y políticamente y la defensa política se hará frente a toda la sociedad brasileña, allá a donde sea invitada, pues compareceré en forma limpia y transparente para explicar las verdaderas razones que llevaron a este proceso”, dijo Cardozo.
El abogado también señaló que seguirán acudiendo ante la Corte Suprema de Brasil para interponer recursos en contra del proceso y defender a su representada y no descarta poder acudir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Con respecto a las acusaciones, Rousseff afirmó que “todos los gobiernos anteriores hicieron eso (maquillar cifras fiscales y económicas), pero solo a mí me procesan”.
También aprovechó la presencia de corresponsales para alertar sobre los riesgos que traen las medidas anunciadas por el interino Michel Temer. Además, calificó de “ilegal” a su gabinete recién nombrado.
“No sé si el riesgo existe ahora, en este momento. Pero creo que un Gobierno ilegítimo precisará siempre de mecanismos ilegítimos para mantenerse en el poder”, advirtió Rousseff, quien prefiere ser llamada “presidenta electa” antes que “suspendida”.
Además criticó a Temer por no nombrar a ninguna mujer en su gabinete. Afirmó que eso da “una imagen” de cómo será la gestión del interino, la cual calificó de “liberal en lo económico y conservadora en las áreas social y cultural”.
Fuertes protestas
Mientras Michel Temer asumía la presidencia temporal de Brasil, en las afueras del palacio presidencial de Planalto se dio una multitudinaria manifestación en apoyo a Dilma Rousseff.
En esta y otras protestas, quienes apoyan a la presidente actualmente en juicio calificaban de “golpista” a Temer, haciendo eco de las palabras de Rousseff.
Los protestantes afirmaron que el haber separado a Rousseff traerá consecuencias para Brasil.
Mientras estas manifestaciones se llevaban a cabo, el presidente Temer pedía a los brasileños unidad y diálogo, previendo que el período en que gobernará será tenso, en gran parte debido a los altos niveles de popularidad con los que todavía cuenta Dilma Rousseff.