Más de 20 millones de personas beben agua con arsénico

Según Human Rights Watch (HRW), el gobierno de Bangladesh ha sido incapaz de tomar las medidas necesarias para eliminar esta contaminación que mata a 43,000 personas cada año en el país

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07 April 2016

DACCA. A 20 años del descubrimiento de la presencia de arsénico en muchas fuentes naturales de agua en Bangladesh, más de 20 millones de personas aún beben agua contaminada, sin que el gobierno haya tomado medidas adecuadas para proteger a la población. 

En un informe publicado en Dacca, Human Rights Watch (HRW) denunció que la inacción del gobierno de Bangladesh hace que unos 20 millones de personas, sobre todo de zonas rurales, sigan bebiendo agua con altos niveles de arsénico que causan miles de muertes al año.

Según el investigador de HRW, Richard Pearshouse, unas 43 mil personas mueren anualmente en Bangladesh debido a dolencias relacionadas con la ingesta de agua contaminada con arsénico como cánceres de pulmón o vejiga y enfermedades cardiovasculares o pulmonares.  Según los médicos, también puede provocar abortos, recién nacidos con bajo peso y retraso en el desarrollo cognitivo de los niños.

“El arsénico es uno de los venenos más mortíferos. Bangladesh se encuentra en una de las zonas con índices más altos”, criticó Pearshouse durante la presentación del estudio sobre la materia en Dacca.

Para elaborar su informe titulado “Nepotismo y negligencia. Las respuesta fallida al consumo de agua contaminada por arsénico en el Bangladesh pobre y rural”, HRW entrevistó a 134 personas, incluidos afectados, funcionarios del gobierno y personal de organizaciones no gubernamentales.

Además, HRW analizó 125 mil pozos de agua habilitados por el gobierno entre 2006 y 2012 en zonas rurales del país, para descubrir que los mismos también están contaminados con niveles de arsénico superiores a los aceptados por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

“Aunque instalar pozos a mayor profundidad podría hallar agua subterránea de mejor calidad, los programas gubernamentales no han priorizado su instalación en las zonas rurales, donde su necesidad es mayor”, lamentó.

Asimismo, Pearshouse denunció la corrupción para instalar nuevos pozos en áreas cercanas a aliados y seguidores del gobierno, pues incluso se han encontrado pozos en viviendas particulares, sin dar prioridad en las zonas rurales donde son más necesarios.

“Bangladesh no debería permitir que sus políticos distraigan estos recursos públicos que salvan vidas hacia sus aliados y partidarios”, dijo Pearshouse, principal autor del informe.

Tras descubrirse a mediados de la década de 1990 la magnitud del problema, los gobiernos de Bangladesh y organizaciones no gubernamentales unieron esfuerzos y entre 1999 y 2006 inspeccionaron cinco millones de pozos, que fueron marcados en función de su salubridad.

En virtud de esos análisis, las autoridades determinaron que unas 20 millones de personas bebían agua contaminada, una cifra que un estudio oficial de 2013 ratificó.

“Los pozos contaminados deberían ser reemplazados urgentemente, antes de que la gente pierda la fe en el compromiso del gobierno de proporcionar agua segura”, concluyó Pearshouse.

La OMS considera prioritario garantizar el abastecimiento de agua potable, sustituyendo las fuentes contaminadas adecuadamente identificadas por otras, como agua de lluvia o adecuadamente tratada y filtrada.

En el año 2000, la organización consideró que la contaminación del agua en Bangladesh era “el caso de envenenamiento masivo de población más importante de la historia”.