SAN FRANCISCO, CALIFORNIA. Si se le presta atención a los tópicos, un perro que dedica su vida a ayudar a gatos en apuros sería considerado un traidor, ya que se supone que ambas especies son "enemigas naturales". Por fortuna, como ya se ha comprobado en otras ocasiones, los perros tienen capacidades emocionales que hacen pedazos los prejuicios que se pueda tener sobre ellos. Esta es la historia de Ginny, "la perra que rescataba gatos", publicadad en el blog Dog Time.
La vida de Ginny fue muy dura desde sus comienzos. Esta perrita, cruce de schnauzer y husky siberiano, fue abandonada por su propietario en un apartamento. Alguien sin corazón la había encerrado en el cuarto de baño junto a sus tres cachorros, sin comida ni bebida.
Los veterinarios estuvieron a punto de tener que sacrificarla. Pero Ginny tenía misiones que cumplir en vida y logró salir adelante.
Tras algún tiempo en un refugio, fue adoptada por un hombre que sufría depresión.
Con su empatía y su cariño, ayudó a su nuevo dueño a salir adelante. Y no tardó en demostrarle que era distinta a cualquier otro animal que hubiese conocido antes.
Ocurrió por primera vez durante un paseo: Ginny corrió hacia una tubería y la golpeó con sus patas hasta romperla. En el interior había varios gatitos recién nacidos que alguien había abandonado allí.
Cuando su propietario los llevó a una protectora, vio a su perra parada ante la jaula de otro gato, un gato ciego. Ginny parecía desear que formase parte de la familia, por lo que decidió adoptarlo.
Los conductistas animales que la conocieron concluyeron que Ginny era poseedora de un instinto maternal hiperdesarrollado. Pero lo más llamativo es que evidenciaba un instinto especial hacia los gatos, sobre todo hacia los necesitados o desvalidos; y que éstos no mostraban ningún miedo hacia ella.
En cierta ocasión entabló amistad con otro gato callejero durante un paseo, por lo que su dueño también lo adoptó. Días más tarde descubrió que aquel felino estaba sordo. El caso se repitió una y otra vez, hasta llegar a compartir piso con veinte gatos con alguna discapacidad.
El Club de Amigos de los Felinos de Westchester terminó nombrándola "Gata del Año" en 1998.
Un sinfín de anécdotas similares forman la biografía de Ginny, incluyendo un momento heroico en que salvó a una persona invidente de ser atropellada.
Algunos dicen que llegó a rescatar a varios cientos de gatos antes de morir con 17 años de edad, en agosto de 2005.
Sus hazañas han inspirado dos libros e impulsaron a su antiguo propietario para continuar con la lucha que ella inició, recogiendo fondos para proteger y ayudar a los gatos callejeros. En el siguiente vídeo se puede çconocer más sobre la historia de esta perrita y comprobar lo hermoso de su relación con los que, según algunos, debían ser sus enemigos.