Viaje de Obama a Cuba está lleno de riesgos y oportunidades

Acompañado por su familia, el presidente estadounidense paseará por las calles de La Habana Vieja y se reunirá con el mandatario Raúl Castro.

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19 March 2016

El presidente Barack Obama iniciará una nueva era en la historia de las ásperas relaciones entre Estados Unidos y Cuba con un viaje a la isla en pos de dos objetivos aparentemente contradictorios: consolidar su polí­tica de flexibilización y a la vez impulsar a los lí­deres comunistas de la isla a torcer el rumbo.

La visita de Obama a partir del domingo corona su ambicioso experimento diplomático: después de medio siglo de hostilidad, los dos antiguos enemigos de la Guerra Frí­a mantienen contactos regulares.

Acompañado por su familia, el presidente estadounidense paseará por las calles de La Habana Vieja y se reunirá con el mandatario Raúl Castro. Asistirá a un partido de béisbol y se reunirá con disidentes polí­ticos.

Funcionarios de la Casa Blanca dicen que Obama no minimizará las diferencias profundas y persistentes. Sus declaraciones serán pasadas bajo la lupa para ver hasta qué punto promueve las reformas y los derechos humanos.

Obama también se reunirá con disidentes polí­ticos. Sus experiencias viviendo bajo un régimen unipartidista podrí­an explicar por qué muchos cubano-estadounidenses ven el viaje de Obama como una deplorable capitulación ante un sistema cuyas prácticas van en contra de los principios democráticos tan fundamentales para Estados Unidos.

Sin embargo, esa posición poco a poco se está convirtiendo en minoritaria entre los cubano-estadounidenses, e incluso entre la población de Estados Unidos en general.

Los funcionarios de la Casa Blanca reconocen que Obama no puede pasar por alto las profundas discrepancias con el régimen cubano.

Aun cuando el mandatario esté tratando de mejorar las relaciones, sus declaraciones y discursos durante sus reuniones con Castro y con los disidentes serán examinados cuidadosamente para evaluar hasta qué punto está presionando a La Habana a que modifique sus prácticas.

El canciller cubano Bruno Rodrí­guez criticó a Obama antes del viaje por insinuar que la visita servirá para promover cambios polí­ticos en la isla. Rodrí­guez denunció que los cambios efectuados por Obama en polí­tica exterior no han servido de nada y descartó la posibilidad de que el presidente de Estados Unidos pueda influir en las ideas polí­ticas de los cubanos.

Los allegados de Obama y sus partidarios en el Congreso descalifican esa retórica. Sostienen que seis décadas de polí­ticas que intentaron aislar a Cuba no lograron fomentar cambios y que por eso es el momento de intentarlo con diplomacia.



Aun así­, los adversarios de Obama insisten en que está recompensando a un gobierno que viola los derechos humanos y que mantiene una economí­a cerrada y un sistema polí­tico con un partido hegemónico.

Aunque Obama ha estado derogando algunas restricciones hacia Cuba mediante acciones presidenciales, no ha logrado persuadir al Congreso a que levante el embargo, una de las principales exigencias cubanas.

"Hasta el dí­a de hoy, este es un régimen que da refugio a terroristas y a prófugos", denunció el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Paul Rya. "Desafortunadamente es poco probable que el presidente hable sobre la necesidad de aplicar reformas durante su visita".