Aliados rompen con gobierno de Dilma Rousseff

El resto de partidos de centro que apoyan al gobierno comienza también a replantarse su apoyo al ejecutivo brasileño

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El vicepresidente de Brasil (izq)

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29 March 2016

BRASILIA. El Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que lidera el vicepresidente Michel Temer, rompió con el gobierno de Dilma Rousseff y dejó a la mandataria aún más sola frente a un posible juicio con miras a su destitución. 

“A partir de hoy, de esta reunión histórica, el PMDB se retira de la base del Gobierno. La decisión está tomada. Viva Brasil”, declaró el vicepresidente del partido, Romero Jucá, tras una reunión de la dirección nacional en la que, por unanimidad, se acordó dejar al gobierno izquierdista. 

Las cerca de 150 dirigentes  en la reunión se unieron en un coro que entonó “Brasil presente, Temer presidente”, en un claro apoyo a un eventual juicio político contra Rousseff, que si acabara con su destitución llevaría a que la sustituya el vicepresidente, quien pese a presidir el PMDB no asistió a la reunión. 

La decisión del PMDB también establece que los afiliados a esa formación, la más importante del país, deben renunciar a todos los cargos que ocupan en el gobierno, lo que alcanza a 6 ministros y cerca de 200 altos funcionarios de empresas y organismos públicos. El séptimo ministro del PMDB era el titular de Turismo, Henrique Alves, quien presentó su renuncia el lunes. 

Todavía quedan en manos de dirigentes del PMDB las carteras de Minas y Energía, Salud, Agricultura, Puertos, Aviación Civil, y Ciencia y Tecnología, cuyos titulares aún no aclararon si dejarán el gobierno o se arriesgarán a ser sancionados por el partido. 

La ruptura de su mayor socio en el gobierno representa un duro golpe para Rousseff y llega en un momento en que la mandataria está abocada a contar votos en el Congreso, que ya ha iniciado el trámite que puede llevarla a un juicio con miras a su destitución. 

El PMDB representa la primera minoría en la Cámara de Diputados, con 69 de los 513 escaños, y también en el Senado, en el que ocupa 18 de los 81 asientos. 

El mayor temor del gobierno ahora radica en el efecto dominó que puede tener el abandono del principal partido político del país, que amenaza con arrastrar a otras formaciones de centro y derecha que integran la variopinta coalición que Rousseff heredó de su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva. 

El ejemplo del PMDB puede ser seguido en los próximos días por el Partido Progresista (PP), que tiene 49 diputados que, en su mayoría, ya se han pronunciado por la ruptura y en favor del proceso que tramita contra la mandataria en la Cámara Baja. 

En las últimas dos semanas, ya abandonaron al Gobierno el Partido Republicano Brasileño (PRB) y el Laborista Brasileño (PTB), que en conjunto suman 40 diputados. 

El trámite para un juicio político está en manos de una comisión de 65 diputados, que determinarán si las maniobras para maquillar los balances del gobierno en los dos últimos años, que fundamentan la acusación, suponen un “delito de responsabilidad”, que es una de las causas constitucionales para destituir a un jefe de Estado. 

Si se da el caso, la mandataria sería obligada a separarse del cargo durante los 180 días que duraría el proceso y, en ese período, sería sustituida por Temer, que completaría el mandato que concluye el 1 de enero de 2019.