RIO DE JANEIRO. La presidenta brasileña Dilma Rousseff busca el apoyo de los partidos de su coalición de gobierno, informaron medios de prensa ayer , después que el día anterior la abandonara el partido más grande del país y en momentos que enfrenta un juicio político que podría provocar su caída.
Los líderes del Partido Movimiento Democrático Brasileño, o PMDB, anunciaron el martes que sus miembros renunciarán de inmediato a sus seis puestos en el gabinete y a unos 600 empleos en el gobierno federal, pero ayer parecía que al menos tres ministros permanecerían en el gabinete.
Según el diario O Estado de S. Paulo, el ministro de Salud, Marcelo Castro, y el de Ciencia y Tecnología, Celso Pansera, buscaban un acuerdo para permanecer, en tanto la titular de Agricultura, Katia Abreu, podría desvincularse del PMDB para seguir en el gabinete.
Se informó que Rousseff planea usar las vacantes para reforzar el apoyo de las seis agrupaciones que permanecen en la coalición junto con su Partido de los Trabajadores.
Rousseff necesita al menos 172 de los 513 votos en la Cámara Baja para detener el juicio político por supuesta violación de leyes fiscales. Se prevé una votación a mediados de abril, y sin los 69 votos del PMDB, las probabilidades de supervivencia de la mandataria parecen disminuidas.
Rousseff fustigó nuevamente ayer a quienes quieren destituirla, acusándoles de tramar “un golpe de estado”.
“De lo que estamos hablando es de un juicio político sin hallar responsabilidad por un delito, y sin hallar responsabilidad por un delito, eso es un golpe de estado”, dijo.
La popularidad de Rousseff ha caído en picada en medio de la recesión más grave en varias décadas y un escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras que se acerca al círculo gobernante.
La filtración la semana pasada de una lista de unos 300 políticos de decenas de partidos que recibieron pagos acrecentó la furia pública hacia la clase política en su conjunto.