A las afueras de Bolonia, la llamada ciudad “dotta” o sabia de Italia porque alberga la universidad más antigua del mundo occidental, fue instalada una gigantesca planta para producir “tabaco sin humo”, un millonario proyecto que es objeto de una creciente controversia científica.
La hermética instalación, es una estructura de 310.000 metros cuadrados, con fachada de cristal, ubicada en la localidad italiana de Crespellano, en Bolonia (norte), donde la tabacalera Philip Morris International (PMI) concentró un equipo de 500 expertos.
La planta, con algunas obras en marcha todavía, contó con una inversión de 500 millones de euros (unos 532 millones de dólares), una de las mayores de los últimos años en el país, y en ella se fabrica para mercados de todo el mundo el primer producto del polémico portafolio de riesgo reducido (RRP) de PMI.
“Esta planta es un indicador de que los productos sin combustión son el comienzo de una nueva era en la industria del tabaco”, dijo Mauro Sirani Fornasini, director de Operaciones de la planta.
Desde 2008, la empresa ha destinado cerca de 3.000 millones de dólares en esta propuesta, que se basa en que los males del tabaquismo no los causa la nicotina, sino la “combustión” que se genera al encender un cigarrillo.
(Foto de una tienda de iQOS en Bolonia)
Bajo esa premisa fue desarrollado el iQOS, un dispositivo con una unidad en forma de bolígrafo en la cual se calienta el tabaco a 250 grados centígrados, a diferencia de los 800 grados de un cigarrillo convencional, con lo que, según la empresa, se evita la combustión, el humo y la ceniza, produciendo en su lugar un aerosol.
El calentador, que funciona con una batería recargable, es ensamblado en Malasia; y en Bolonia se fabrican las unidades que contienen el tabaco, llamadas “HeatSticks”, más cortas que los cigarrillos convencionales, pero que están hechas también con papel y filtro.
La capacidad de producción inicial en la planta, donde se trabaja las 24 horas del día y se usan robots en varias de las fases del proceso, es de 30.000 millones de unidades de “HeatSticks”, lo que equivale a un 6 % de las ventas de cigarrillos convencionales en la Unión Europea.
Representantes de la empresa explicaron que Bolonia fue escogida para producir el iQOS porque ya era la sede de una de sus fábricas de filtros y porque le da “acceso a talento humano excepcional” vinculado a la Universidad de Bolonia, la más antigua del mundo occidental.
La producción en Bolonia tiene como bases un sistema de calidad para validar los hallazgos y la investigación científica de Philip Morris sobre las alternativas para reducir el daño causado por el tabaquismo, de la que han surgido ya cuatro prototipos.
Con esas plataformas, según la firma, también quieren replicar al máximo posible la experiencia tradicional del fumador para evitar que vuelva a consumir el cigarrillo convencional.
Ante una serie de estudios que muestran datos dispares sobre sus efectos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha mostrado cautela ante este tipo de alternativas, por considerar que aún no existen suficientes evidencias de que son menos riesgosas, e instó a regularlos al prever “una disputa de salud pública que será más enconada con el aumento de su uso”.
PMI, dueña de marcas como Marlboro, Chesterfield y L&M, oficializó este año su plan para “reemplazar definitivamente los cigarrillos” con productos libres de humo y señaló que iQOS estará disponible en más de 30 países para finales de 2017, incluyendo algunos de Latinoamérica.