El abogado salvadoreño Luis Parada se describe como un patriota, un hombre moderado de centroderecha que ha trabajado con el mismo tesón con gobiernos de derecha como de izquierdas de El Salvador con miras a defender al país en litigios internacionales. El más reciente logro fue ganar a la transnacional minera Oceana Gold el arbitraje de Pacific Rim contra el Estado salvadoreño que duró 7 años ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), del Banco Mundial.
Aparte de ayudar a evitar que el país pagara una indemnización superior a los $200 millones que pedía la empresa canadiense por no dejarla explotar metales en Cabañas, Parada se enroló en el movimiento ciudadano para crear una ley para prohibir la minería por considerar que esta pondría en mayor riesgo los escasos recursos hídricos de El Salvador.
Luis Parada dice que llega de afuera del partido, pero con mucho conocimiento profundo de El Salvador. El abogado habla con El Diario de Hoy sobre su inscripción con el partido, los ideales que defiende y lo dispuesto que está a trabajar para garantizar que en las elecciones legislativas y municipales de 2018 se obtenga el número de escaños que permitan gobernar con estabilidad el próximo quinquenio, elegir a una Corte Suprema de Justicia independiente, dar continuidad al trabajo de la Fiscalía General de la República en el combate a la corrupción, la criminalidad y la impunidad.
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¿Qué le ha llevado a decidir involucrarse en la vida política del país? Tomé la decisión de aspirar a la presidencia de la República hace menos de tres semanas, no es una aspiración solo a ser precandidato o candidato, sino llegar a la presidencia. Y el objetivo final no solo es ser presidente, sino crear un gobierno diferente, bueno, que pueda unir a los salvadoreños en un proyecto común.
¿Con quienes valoró su decisión? Primero, con mi esposa, que me dio su apoyo y también lo platiqué con un buen amigo mío que sí ha estado involucrado en la política con el partido ARENA desde hace muchos años, quien me manifestó que me apoyaba y se ofreció a ayudarme en el proceso de inscripción.
¿Usted no viene de militar en ARENA, cómo se le ha abierto el espacio? Me pidieron que hiciera un planteamiento general de mi interés de participar en el proceso, y a partir de ahí ha sido bastante rápido, con una visita que hice la semana pasada a El Salvador, la que estaba prevista para hablar con el Fiscal General del caso Oceana Gold, pero también aproveché la ocasión para inscribirme en el partido y para anunciar públicamente también mi interés de participar en este proceso para buscar la presidencia a través del partido ARENA.
¿Sobre qué columnas cimentaría su precandidatura considerando el grado de deterioro en que está el país? El contexto salvadoreño es muy complejo, y el contexto dentro del mismo partido ARENA también no deja de tener sus complejidades, y yo he llegado como un completo extraño, yo nunca había militado en un partido político hasta mi inscripción la semana pasada. En cuanto al país, El Salvador tiene problemas en múltiples áreas, pero creo que el principal problema es su alto grado de polarización política y ese divisionismo entre los que se autodefinen de derecha o izquierda y califican al que no está en su línea como un enemigo, eso ha impedido en gran medida a El Salvador seguir adelante.
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¿Usted ve su participación como un aporte en contra de la polarización? De algún modo sí, pero también creo firmemente que se debe combatir la corrupción, porque es un problema que no solo le quita enormes recursos al Estado para satisfacer las necesidades de los salvadoreños, sino que es un cáncer que se expande a todo el cuerpo del Estado, quita recursos que se necesitan para trabajar por la educación, la salud, la seguridad ciudadana, y sobre todo mina y destruye el espíritu de la gente que quiere trabajar por el país. Incluso genera esa sensación de que la gente no quiera ni pagar impuestos porque cree firmemente que se los van a robar.¿El combate a la corrupción ya ha sido bandera de otros candidatos? Sí, pero hay que ver quién lo ha dicho. Cualquier ciudadano con un mínimo de principios éticos y de valores está consciente de que la corrupción es un cáncer que pudre el alma y la esencia de El Salvador. Así que es algo que debe ser resuelto desde el principio con soluciones que tienen que venir desde arriba. Sumado a ello, la inseguridad que es un problema gravísimo para El Salvador que está haciendo que miles de familias abandonen el país bajo el riesgo de exponer su propia vida, porque están seguras que si se quedan en el país morirán a manos de los criminales.
¿Entonces está muy consciente del enorme reto que significa comandar al país el próximo quinquenio? Claro. En este momento El Salvador es un barco sin rumbo, que ni siquiera está en aguas calmadas y de día, sino en medio de una gran tempestad y en tinieblas, con un arrecife de rocas en frente con el que va chocar si las cosas siguen así. Por eso para mí, el objetivo principal es hacer un buen gobierno que pueda unir el país para trabajar por un bien común. Pero antes de llegar a ese momento hay que cumplir los objetivos intermedios como lograr la nominación del partido ARENA, ganar las elecciones para ocupar el cargo. Y antes de eso hay que trabajar para garantizar la mayoría en las próximas elecciones legislativas y municipales.
¿Usted ha entrando de una manera atípica como precandidato? La verdad que sí, otros hacen primero un equipo y a partir de ahí empiezan el trabajo con el financiamiento y después se lanzan, en mi caso no. Yo me lancé primero con los apoyos de mi familia y en mi caso era normal, no vengo de la política militante y tampoco tengo el apoyo de un grupo de poder económico. Entonces tengo que hacerlo con el apoyo de la gente para la organización, estructura y trabajo.
¿No teme que en El Salvador se lo vea como un foráneo, ya que su formación y experiencia profesional se ha dado más que todo en EE. UU.? Yo no me considero foráneo en ningún momento, he estado 20 años viviendo fuera de El Salvador, pero yo estoy viajando al país constantemente, solo el año pasado estuve 8 veces, este año ya van 4 veces en cuatro meses, y he estado muy compenetrado de lo que está pasando en El Salvador, en la defensa que he hecho del país en cuatro casos de arbitraje internacional. Es decir, que los últimos años he pasado viajando al país constantemente; incluso tengo información de muchas cosas que ni los que han vivido en El Salvador se han enterado, información sensible y confidencial, precisamente por este involucramiento que he tenido con diferentes gobiernos y partidos políticos. Y eso me da una visión bien clara de cuáles son los principales problemas de El Salvador, así que no llego como un extraño, llego con conocimientos profundos de los problemas del país.
¿Le han endosado ya apoyo algunas personas en El Salvador? Manifesté de forma pública mi decisión hace escasos días, pero creo que ha sido bien recibida, he encontrado personas dentro del partido ARENA que ven bien una candidatura como la mía, me han contactado personas que fueron militantes, pero que por alguna razón se han apartado, y con salvadoreños en Estados Unidos que ven una esperanza de hacer las cosas diferentes. Hay grupos que están dispuestos a trabajar de voluntarios, gente que había perdiendo la esperanza. Y la verdad que con la nueva Ley de Partidos Políticos, para tener el ejercicio genuino de la democracia, los partidos tienen que tener elecciones primarias para sus candidatos y esto abre las puertas para tener otras personas que no son designadas por la dirigencia.
¿Cuál es el concepto ideal para usted del partido ARENA? El concepto ideal para mí de ARENA es un partido que se abra al crecimiento tanto en su membresía como en sus fuentes de financiamiento, más allá de las estructuras del partido y de los grupos de financiamiento tradicionales que han tenido. Entre más se democratiza un partido, más cerca está de la población. Hay que ganar elecciones para gobernar bien, y sólo se puede estar bien cuando se está cerca de la población, escuchando sus necesidades.
¿Cómo se define usted en el espectro ideológico? A mí no me gusta catalogar de izquierda o derecha, muchas de esas categorías corresponden a la mente de una persona. Yo me identifico con dos calificativos: primero patriota, o sea nacionalista, que busca el interés de la nación, como lo dice el mismo principio de ARENA, y la visión política de un moderado. Pero mi interés principal es el bien de la nación, eso me define mejor que si fuera conservador o liberal. Ser moderado es tener sentido de justicia, así que soy un patriota nacionalista.
¿En Estados Unidos usted es afín al partido Republicano o al Demócrata, dado que en El Salvador muchos quieran hacer equivalencias con uno u otro partido salvadoreño? Cada país es diferente lo que pueda ser un republicano en Estados Unidos no necesariamente es lo que pueda ser un miembro del partido ARENA en El Salvador. Aquí en Estados Unidos voto como independiente, he votado por republicanos y demócratas, veo más a las personas, pero no creo en esas equivalencias forzadas que han salido, que el partido demócrata es el equivalente al FMLN y que el partido Republicano es la representación de ARENA, no creo atinado ese punto.
¿Quién es Luis Parada? Nació en San Salvador, el 2 de abril de 1960
Estudió en el Colegio Bautista, de San Salvador (graduado en 1978).
Ingresó a la Escuela Militar de El Salvador (1980) donde fue seleccionado entre un grupo de seis latinoamericanos elegidos para continuar sus estudios militares en la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point, de donde se graduó en 1984.
En 1990 fue enviado a Washington DC como Agregado Militar de la Embajada de El Salvador.
En 1994 regresa a El Salvador para ejercer el cargo de secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores. En octubre de ese mismo año se retiró de la Fuerza Armada con el grado de capitán para pasar a la vida profesional civil.
Durante su estancia en Washington DC estudió una maestría en Gobierno en la Universidad de Georgetown (1994), posteriormente regresó a la Facultad de Leyes de ese mismo centro de estudios, donde obtuvo el Doctorado en Leyes en 2001.
Desde entonces se ha dedicado al ejercicio profesional en Washington DC con diferentes firmas de abogados especialistas en derecho internacional y litigios entre el sector privado y países por tema de inversiones.