Solidaridad entre pacientes
Blanca Rubia Leiva, de 37 años, llegó tarde al hospital porque reside en la comunidad Santa Marta, del municipio de Victoria, en Cabañas. Ella se acercó a sus compañeros y se encontró con la incertidumbre que no había insumos para realizarse la diálisis. Sin embargo, su angustia comenzó cuando se dio cuenta que tenía que comprar los materiales: “si no nos hacen esto nos vamos a morir”, respondía a los cuestionamientos, mientras una samaritana recogía de cora en cora, para comprar el material a Blanca.
Una larga espera para tratamiento
Beatriz Cornejo es una paciente de 28 años que después de tener Lupus, tres años más tarde fue diagnosticada con insuficiencia renal.
Desde hace cinco años llega religiosamente los martes y viernes a realizarse las diálisis, el tratamiento debería realizarse tres veces por semana, pero en el Rosales solo se dan dos veces. “La acumulación de líquidos me hace sentir cansada, a veces no puedo dormir, tengo debilidad y anemia”, dijo con aflicción.
“No puedo ir a la escuela”
Belyin Peña, de 19 años, con una sonrisa porque se acerca su turno de diálisis, es parte de los pacientes afectados por escasez de insumos. Esta jovencita batalla con la enfermedad desde hace siete años.
Ella desea asistir a sus clases, pero falta dos veces por semana para cumplir su tratamiento. “Yo le pido a las autoridades que no falte el material, lo necesitamos por nuestra salud, nos podemos hinchar, el agua se nos puede ir a los pulmones y podemos tener un infarto”, dijo.