lvaro Armando Sosa Perla, de 20 años, es pescador artesanal, del estero El Tamarindo, de Conchagua, la Unión. El joven improvisó su medio de transporte para llegar hasta la lancha, usando un guacal de plástico grande.
Se metió al recipiente, se afianzó de una delgada soga de nailon, así evitó mojar su ropa.
“Cuando andamos vestidos y queremos acercar la lancha a la orilla de la playa, lo que todos hacemos es meternos en el recipiente y nos vamos, hay que tener practica para hacerlo y no perder el equilibrio”, explicó.
Según Álvaro, lo que para ellos es algo cotidiano que se da , desde los niños hasta en los adultos; para otros que llegan a la comunidad y tienen la oportunidad de verlos, lo consideran como algo fuera de lo “común”.
Luis Molina, otro pescador, dijo que la gente que vive a orillas del mar se tiene que inventar métodos para poder sobrevivir, “todo es cosa de creatividad que usamos los pescadores artesanales, y esto también es atractivo para los turistas que nos visiten”, dijo el pescador.