En Zacatecoluca, La Paz, las mujeres aprenden oficios poco comunes para su género.
Varias de ellas aseguran que buscan oportunidades de empleo y otras hasta formar su propia empresa.
Galería de fotos: Las mujeres albañiles, carpinteras y soldadoras de Zacatecoluca
Jennifer Campos es una de las alumnas. En la clase se afana en colocar varios puntos de soldadura en un macetero, esa estructura representa el trabajo que ha realizado durante la última semana.La joven, de 22 años y cuerpo robusto, levanta la mascara de protección que oculta su rostro. En el se deslizan varias gotas de sudor. Recibe instrucciones de su profesor, se inclina de nuevo hacia el macetero y al contacto con el metal, el electrodo vuelve a estallar y miles de chispas se desprenden del metal.
Ella es una de las alumnas de la clase de forjado de hierro de la Escuela Taller de Artes y Oficios Tradicionales en Zacatecoluca, departamento de La Paz. Este centro alberga a 93 estudiante, el 40 por ciento son mujeres.
El proyecto tiene como objetivo recuperar, valorizar y difundir el conocimiento del patrimonio cultural material e inmaterial, reforzar la identidad popular, formar capital social cualificado y fortalecer a Secultura en aras del desarrollo socioeconómico local sostenible para luchar contra la pobreza.
“Vine con otra amiga para ver cómo eran las clases y me gusto, espero aprender mucho y en futuro iniciar mi propia empresa”, comenta Campos.
Ella sabe que es difícil encontrar oportunidades para mujeres en ese tipo de trabajo, pero tiene la seguridad de que lo logrará. “Los compañeros de la clase nos apoyan, no nos ven diferentes”, expresa.
Antes de estar en el taller de forjado de hierro, Jennifer estudió bachillerato y un técnico en sistemas. A unos cuantos kilómetros de allí, se encuentra también el taller de carpintería, siempre de dicha escuela.
El salón es la vieja y árida estación del tren de municipio. Al costado ha sido improvisada una bodega de láminas y madera. El ambiente en las instalaciones es calurosamente especial.
Es la hora del almuerzo, algunos niños juegan en una zona cercana, una señora los observa cuidadosamente. En breve los estudiantes se comienzan a colocar los equipos de protección, chalecos, guantes y gafas, entre otros.
En seguida, inicia la clase de la tarde.
A los pocos minutos, Roxana González, de 33 años, desliza con insistencia sobre una regla de madera su serrucho una y otra vez hasta terminar el corte.
Así transcurre por un momento la clase de carpintería. “En la mañana llevo a la niña a la escuela, la tarde la tenía libre y pensé porqué no (al referirse al momento en que se inscribió)”, relata Roxana.
Además, señala que “aprender ese oficio es difícil pero que con esmero se aprende... A punto de iniciar las clases pasaron por las casas preguntando quiénes querían participar y lo vi bien, mi familia me apoyó”, narra. Proyecto
Eva Gómez, directora de desarrollo humano de la Escuela taller, sostiene que una de las prioridades en la institución es trabajar el enfoque de género, para así lograr que las mujeres se involucren en actividades que por mucho tiempo se han considerado solo para hombres, “es que se deben de romper esos estereotipos”, sostiene.
En la Escuela Taller de Zacatecoluca también imparten otros cursos, como corte y confección, albañilería y panadería. Los cursos duran 18 meses, las clases son 80 por ciento practicas, el resto teóricas.
Este centro de formación vocacional comenzó a funcionar en marzo, recibe fondos de cooperación italiana, española y de la alcaldía municipal.