Estela Marisol Miranda Toledo empezaba a disfrutar los frutos de su perseverancia, al haber conseguido, hace tres meses, un trabajo como maestra en un colegio de Soyapango, pero unos pandilleros acabaron con su vida.
La noche del miércoles, la joven de 25 años fue asesinada con fusiles M-16 junto con su compañero de vida, Emerson Melara Portillo, de 26.
Ambos se disponían a dormir cuando los delincuentes irrumpieron en la casa de las víctimas, en el cantón y caserío Colón, en Guazapa, al norte de San Salvador.
La profesional era madre de una niña de nueve años, a quien procreó en su primer matrimonio. Los parientes de la joven manifestaron que la niña se libró de ser asesinada porque esa noche se había quedado a dormir en la casa de sus abuelos paternos.
Sobre las razones por las que los mataron no se tienen certezas. Sin embargo, fuentes allegadas a la investigación dijeron que se indaga si Melara era colaborador de alguna pandilla.
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Ejemplo de superaciónEstela Marisol era la menor de cinco hermanos, quienes desde niños se quedaron a cargo de unos tíos luego de que su padre murió durante el conflicto armado y su madre se fue a vivir al extranjero.
En la casa de la víctima siempre hubo dificultades económicas, por lo que llegar a realizar estudios superiores parecía algo inalcanzable.
Pero Miranda era perseverante y consiguió un trabajo como secretaria que le ayudó a costearse sus estudios.
También se casó y tuvo a una niña. Luego se separó y se quedó sola a cargo de su hija cuando su expareja emigró a Estados Unidos. Pasado un tiempo conoció a Melara y se acompaño con él.
Los parientes de Estela Marisol relataron ayer, mientras esperaban a que en la morgue les entregaran el cadáver, que tras haber sorteado muchas dificultades, Miranda por fin se sentía realizada.
Hace tres meses consiguió una plaza como profesora en un colegio de Soyapango.
En poco tiempo, se acopló al trabajo con alumnos de segundo grado. Ellos también le tenían cariño porque además era muy detallista. Por ejemplo, contaron que en su tiempo libres, le gustaba hacer piñatas y cuando sabía que uno de sus estudiantes estaba cumpliendo años llevaba una para celebrar.
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Sus allegados aseguraron que era carismática, servicial y hogareña. Su rutina empezaba a las 5:00 a.m. y cuando regresaba de trabajar, se iba a un río a lavar la ropa porque en la zona falta el agua.Algunos parientes de la profesora manifestaron que ella no les había contado que algo la preocupara o que hubiera sido amenazada de muerte.
“Yo les diría que a ese lugar mejor ni vayan”
Las calles empedradas y tierra del cantón Colón, de Guazapa, lucían desoladas ayer al mediodía.
Los pocos pobladores que se veían afuera se apresuraban a entrar a sus casas al advertir la presencia de “extraños”.
Otros se mostraban huraños cuando se les preguntaba por la casa en donde sería el velorio de la maestra.
Quienes se animaron a hablar relataron que el homicidio de Miranda y Melara fue cometido como a las 8:30 de la noche, cuando muchos pobladores estaban abasteciéndose de agua en un chorro público, el cual está situado a pocos metros de donde fue cometido el doble homicidio.
Los muros de varias viviendas tenían parches de pintura blanca que cubrían a medias los grafitis de la mara Salvatrucha, que es la que delinque en la zona. Minutos antes, un policía le advirtió al equipo de periodistas que era mejor no ir al cantón porque era peligroso.
“Yo les diría que a ese lugar mejor ni vayan, porque con que a nosotros que somos policías cuando llegamos (los pandilleros) ya nos están esperando”, dijo el agente.