“Los que creemos en Dios, oremos más por esa gente de mal corazón, porque se acabe esta violencia, por los que no saben lo que es el amor a Dios”, dijo un familiar del joven David Aquino, de 22 años, asesinado el sábado pasado en Izalco, Sonsonate.
El emotivo mensaje de perdón fue hecho la tarde del lunes en el entierro del joven Aquino en el cementerio de Ciudad Arce, La Libertad, de donde era originario.
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Aquino murió a manos de pandilleros en la carretera a Sonsonate, exactamente en la jurisdicción de Izalco. Él se dirigía a la playa junto a unos amigos en un vehículo. Este se recalentó y tuvieron que parar para echarle agua. Aquino fue a pedir agua a una casa cercana y en cuestión de minutos, él estaba rodeado de varios pandilleros.Uno de ellos le preguntó de dónde era, y el joven asesinado le respondió que de Ciudad Arce, según fuentes policiales. El pandillero de inmediato sacó una pistola y le disparó a Aquino.
Sus acompañantes al escuchar los disparos, corrieron a una gasolinera cercana a pedir ayuda a la Policía.
Las primeras investigaciones de la Policía apuntan a que el joven pudo haber sido asesinado por los pandilleros por el hecho de residir en un municipio donde hay presencia de la pandilla rival.
Hasta el momento, la Policía no ha capturado a algún sospechoso por la muerte del joven.
Multitudinaria caravana para despedirlo
Una multitudinaria caravana de familiares, amigos, vecinos y residentes de Ciudad Arce despidieron al joven Aquino.
“Ojalá que nuestras oraciones sirvan para que les ablande esos corazones a esa gente que tanto daño hacen, para que todo esto se acabe”, dijo un familiar antes de las exequias del joven.
“Desgraciadamente hoy nos tocó a nosotros como familia, lo que nunca esperábamos que nos iba a suceder, lo que siempre veíamos en las noticias”, reflexionó.
“Por eso hemos venido todo el pueblo de Ciudad Arce a despedir a este joven que era bien querido aquí”, dijo Ramón, cuya edad ronda los 70 años y quien conoció a David Aquino desde pequeño.
El joven asesinado trabajaba como cajero en un banco local y por su carácter jovial, amigable y servicial se había ganado el cariño de sus compañeros de trabajo y de los clientes que a diario atendía. Tenía muchos ideales, sueños de superación y con deseos de continuar sus estudios universitarios como todo joven emprendedor, dijeron algunos de sus amigos.
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“Es una lástima que personas como él, que no tienen nada que ver con ese problema (de pandillas) sean los que estén muriendo”, dijo un amigo cercano, quien pidió omitir su nombre.Desde su infancia, sus padres le inculcaron buenos principios, el amor a Dios y a su prójimo. Era uno de tres hijos de una familia integrada por un maestro y una ama de casa.
No tenía ningún vicio más que ser fiel aficionado al equipo de primera división Alianza fútbol club. Era integrante de una de las barras aliancistas y casi nunca dejaba de seguir al equipo blanco.
Integrantes de una de las barras aliancistas acompañaron a David Aquino a su última morada. “Como no te voy a querer, si te llevó en mi corazón”, entonaron los integrantes de la barra aliancista al compás de los tambores antes de que fuera sepultado.
“Nos arrebataron a un amigo, a un hermano, a nuestro chele, el mero de la barra brava”, dijo uno de los aficionados aliancistas que se hicieron presentes para despedir al joven Aquino.
“Era un joven correcto, un joven de futuro, amigable, buena persona, disciplinado, y por los principios que recibió de sus padres, no hubiese sido capaz de hacerle daño a otras personas”, aseguró un amigo de infancia.