En los municipios del interior del país, hay una tradición popular ligada a la traición de la que fue objeto Jesús por parte de unos de sus apóstoles: Judas Iscariote.
En la Biblia, en el Evangelio de San Mateo, se relata sobre el final que tuvo el discípulo traidor: “Yo he pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Entonces, arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó”.
Según la leyenda, en el tipo de árbol en el que Judas se ahorcó, sus flores una vez blancas, se sonrojaron de vergüenza de ser parte de tal terrible historia.
En Latinoamérica y muchos pueblos de El Salvador persiste la tradición de quemar o colgar un muñeco que representa a Judas. Lo rellenan de tusa; además, le ponen zapatos y la cabeza la hacen con una pelota de plástico.
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El Judas está listo y esperando su sentencia, luego lo suben a un caballo y es sostenido por dos personas que van a ambos lados, quienes lo llevan exhibiendo por todas las calles del pueblo hasta finalizar en La Placita de la comunidad, ahí lo amarran de una soga a un árbol y le prenden fuego ante la mirada de muchos fieles católicos.En el cantón El Castaño, del municipio de Chirilagua, por ejemplo, hay una tradición particular.
Los lugareños elaborar un muñeco con ropas viejas, lo aporrean y la tarde del Sábado de Gloria lo cuelgan.
En este caso, los lugareños cuelgan el muñeco en los árboles más altos a la orilla de la carretera que conduce a la playa El Cuco, para que los veraneantes lo vean.
En la zona paracentral, la tradición de colgar y quemar a un muñeco se ve con más frecuencia en los cantones del municipio de Nueva Concepción, en Chalatenango.
Uno de estos se hace en el cantón Pañanalapa, ahí recorren las calles pidiendo “unas monedita para Judas”, que luego esconderán en la figura del apóstol traidor, la que se ahorcará o prenderá fuego la madrugada del Domingo de Resurrección.
En el occidente del país, la tradición es similar.
Los habitantes del cantón Palo Pique, en Ahuachapán, conservan desde hace seis décadas esta actividad que mezcla lo religioso con la crítica irónica hacia los pobladores.
Cada Sábado de Gloria, los habitantes de este lugar se reúnen para darle continuidad, a su estilo, una de las traiciones más recordadas por los católicos, lo que se conoce como La Horca de Judas.
En los últimos años la mayoría de los Judas quemados en estos cantones representan a personajes políticos del país.
En el municipio de Anamorós, en La Unión, aún se representa la traición de Judas. En este sitio se hace con un acto de robo hacia los vecinos, quienes se ven sorprendidos cuando “desaparecen” algunos bienes de los patios de las casas, e incluso animales domésticos o de granja.
Los jóvenes entran sigilosamente, el Sábado Santo por la noche, a los patios de los vecinos y se llevan algunas de sus pertenencias, como bicicletas, ropa, enseres del hogar y hasta trastos de cocina.
El día siguiente, los objetos que fueron sustraídos de las viviendas, incluso de los cantones Agua Blanca, Cedros, El Carbonal, El Cordoncillo, El Tizate, Huertas Vieja, Terroritos y Tulimade, Anamorós, son dejados con el nombre de sus propietarios, en el parque central de la localidad.
Cerca de los objetos aparece un muñeco colgado, que representa a Judas. Cada objeto aparece con el nombre del propietario y un testamento para recordar la traición. Esta tradición es una actividad apoyada por los habitantes del municipio, que llegan al día siguiente a reclamar sus prendas.