Entrega, devoción y sacrificio. Esas son las tres palabras que sintetizan la forma en que los fieles sonsonatecos viven la Semana Santa cada año.
Las comunidades católicas de la localidad organizan de forma muy meticulosa cada una de las actividades religiosas de este periodo, y es que estas son tan preciadas que en 2013 la Asamblea Legislativa declaró la Semana Santa de Sonsonate como “Patrimonio Religioso de El Salvador”.
El esmero que se pone en preparar cada evento no es para menos, considerando que son miles de fieles los que llegan desde distintos puntos del país con el fin de recordar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, dar gracias por milagros recibidos o simplemente por fe.
La rigurosidad de los preparativos es notable. De allí que las personas que se encargan de cargar al Cristo Yacente, en el Viernes Santo, están sometidas al reglamento de la Hermandad del Santo Entierro; e incluso las familias que tienen el privilegio de adornar las andas de Jesús Nazareno, para el Vía Crucis, son seleccionadas.
También están los grupos de familias y vecinos que se organizan para elaborar las alfombras con aserrín, sal y otros materiales que al final de la jornada lucen como verdaderas obras de arte multicolor.
Ningún detalle queda suelto, puesto que además hay grupos encargados de asistir a las personas que cargan las urna del Santo Entierro durante casi 14 horas. A estos se les provee, de forma gratuita, de refrigerio.
Hay quienes también se encargan de asegurarse de que haya suficiente incienso disponible para las distintas ceremonias, así como gasolina para las plantas eléctricas.