El "feliz cumpleaños" que rompió el silencio de la sala del hospital

De cada 3 mil niños, uno padece distrofia muscular

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03 April 2017

Óscar Martínez celebró su primer cumpleaños postrado en una sala de hospital, sus acompañantes fueron unos siete niños, pero todos estaban dormidos entre batas y sábanas, que en algún tiempo fueron blancas.

El olor del ambiente estaba impregnado de medicamentos, las enfermeras, con camisas de colores y dibujitos, se paseaban de una esquina a otra.

Oscarito, como lo llaman sus padres y enfermeras, desde su cama, ubicado en la esquina izquierda del cuarto, observaba el vaivén de tanta gente.

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Mientras tanto, en la entrada del cuarto, sus padres, abuela y hermanito se lavaban las manos y colocaban una bata de algodón para poder entrar a verlo, era la primera vez que todos estarían junto al bebé, al mismo tiempo. Los médicos hicieron la excepción por ser un día especial para la familia y para el bebé, ya que en horarios de visita solo una persona puede estar con él.

Uno de los enfermeros se pintó bigotes de gatos y dos de sus compañeras utilizaron gorritos.

La cama del niño fue decorada con globos de diferentes colores y formas, un sombrero con luces le fue colocado sobre su cabeza antes de cantarle la canción de Las mañanitas y Feliz cumpleaños.

La felicidad del infante se reflejaba en la sonrisa y en los ojos bailarines que admiraban las luces del gorro y las manos aplaudiendo.

Entre máquinas, cables y sondas, él cumplió un año de vida, el pasado viernes.

“Dónde está mi princeso, un día vas a salir de aquí primero Dios”, repetía Ana Daysi Rivas, la madre del bebé, mientras acariciaba sus mejillas y lo besaba.

Oscarito

El bebé tiene ocho meses de estar conectado a un respirador artificial y postrado en una cama sin poder mover su cuerpo.

Él padece distrofia muscular severa, por ello fue internado en el Hospital Nacional Benjamín Bloom, cuando tenía cuatro meses de nacido; en la actualidad él forma parte de los niños que están en el área de Cuidados Intermedios.

Esta enfermedad impide que el bebé tenga movilidad voluntaria, ya que sus músculos no se fortalecen porque las células que forman la fibra muscular muere y en su lugar se acumula grasa.

“A mí me dijo la doctora que solo le daba días de vida, que de un momento a otro iba a fallecer, eso me partió el alma en mil pedazos”, recuerda Williams Martínez, padre del menor. Esa noticia llegó cuando el bebé tenía cuatro meses de nacido y era ingresado al sanatorio por una infección estomacal.

Asegura que “fue un milagro de Dios que el niño sobreviviera” porque según la explicación médica que le dieron muy pocos bebés logran recuperarse de esa enfermedad.

Sin embargo, el calvario de Williams y Ana Rivas, madre del menor, apenas empezaba, puesto que desde entonces el bebé ha permanecido en emergencias por el estado de salud que tiene, puesto que es muy frecuente que el niño presente cuadros de neumonía.

“Vengo a verlo un día sí y uno no porque por todo lo que gastamos, no puedo venir todos los días”, explica Ana.

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La familia de Oscarito vive en la cabecera departamental de San Vicente, el padre explica que la situación económica que tiene es “muy difícil” porque solo él trabaja para mantener los gastos del hogar, cubrir las necesidades de su otro hijo y estar al pendiente de los medicamentos que requiere Oscarito.

A la semana, la familia gasta un promedio de 80 dólares en las visitas que la madre hace al niño, ya que deben de llevar pampers, toallitas húmedas, los pasajes o medicamentos que deban de comprar para los tratamientos que el infante necesita. En esas ocasiones, el almuerzo de la madre pasa a último plano, puesto que el presupuesto no alcanza para pagar dos o tres dólares por un plato con comida.

No obstante, ambos padres con lágrimas en sus ojos aseguraron que todo vale la pena por ver a su hijo con vida y ellos solo esperan un milagro de Dios para que el niño pueda salir del hospital, con salud estable.

Williams y Ana no pierden la esperanza, porque el niño ha demostrado que es fuerte y pelea contra las enfermedades. Una de las causas que les refuerza su esperanza es que la intensidad del ventilador artificial ha bajado y esto significa que el niño hace un esfuerzo por respirar sin ayuda del aparato.

 

“Creemos que hay ángeles”

Los padres de Oscarito aseguraron que, a pesar de las dificultades que enfrentan, tienen muchos motivos para agradecerle a Dios porque “a veces aparecen personas que sin conocernos y saber nuestra situación se acercan a ayudarnos”.

Una de las principales dificultades que experimentan es no tener el dinero necesario para comprar los medicamentos que el bebé necesita.

Dos veces por mes deben de comprar el fármaco Simeticona, cuyo precio es de cuatro dólares. También un medicamento para nutrir al bebé, llamado Carnicin, el cual cuesta 25 dólares, además de una crema lubricante para las terapias físicas, la cual tiene un costo de diez dólares.

Contacto

Para comunicarse con Ana Daysi Martínez de Rivas, madre de Oscarito, se recomienda llamar al número de casa porque por el lugar donde viven el teléfono se queda sin señal. El teléfono es 2312 2482 y el celular 6131 3788. También cualquier ayuda se puede realizar por medio de la cuenta Banco Agrícola 003500401749 a nombre de Williams Armando Martínez Ponce.