Sus 23 años y 11 meses de carrera judicial terminaron de manera forzada y abrupta.
Las metas profesionales y aspiraciones de alcanzar un escalafón de mayor categoría en el ámbito judicial se le truncaron de la noche a la mañana.
Tuvo que renunciar a su cargo de juez de Paz que ejercía en el interior del país, debido a las frecuentes amenazas, intimidaciones y persecución que le daban pandilleros de la mara Salvatrucha (MS). Y lo hizo para no arriesgar su vida, pero sobre todo para salvaguardar la de su familia.
Sin pensarlo mucho y en aras de la seguridad familiar tuvo que abandonar el país de forma apresurada. De esa manera ponía a salvo su vida, la de su esposa y la de sus hijos.
Esa es la historia de Carlos M. C. F., un abogado con amplia carrera judicial, que desempeño su último cargo en la judicatura como Juez Segundo de Paz de San Sebastián en San Vicente, hasta el 31 de diciembre del 2016.
Decidió renunciar al cargo porque se sentía vulnerable ante las amenazas de los pandilleros, molestos por sus decisiones de enviarlos a prisión por pertenecer a organizaciones terroristas, es decir, a las pandillas tal como fueron declaradas por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) en agosto del 2015.
TE PUEDE INTERESAR: Mujer saca a su hija de El Salvador para protegerla y pandilleros la matan en EE.UU.
El exjuez es uno de los más de 25 jueces que han recibido algún tipo de amenazas por parte de las pandillas en los últimos años, por el hecho de haber resuelto en contra de esos grupos ilegales, según fuentes del Órgano Judicial. En enero pasado, Cañadas emigró a otro país en busca de tranquilidad, paz, bienestar y lo más importante, seguridad para su familia.El acoso al que era sometido de manera frecuente por los pandilleros de la MS fue suficiente para convencerse de que en El Salvador ya no podía vivir porque no habían garantías de que su familia viviría en paz y tranquilidad. Ha gestionado el asilo político en la nación que ahora lo acoge junto a su familia, porque lo que menos desea por el momento es regresar a El Salvador, dado que las condiciones de inseguridad cada día se profundizan, según el profesional de las leyes.
Por aplicar la Ley, le llovieron las amenazas
Los hechos que derivaron en las amenazas, intimidaciones y seguimientos en contra de Carlos M. C. F. se originaron un día de enero del 2016. En esa ocasión, le llevaron 11 pandilleros de la MS para que los procesara por pertenecer a organizaciones terroristas.
Pero antes de que él resolviera si mandaba a los supuestos terroristas a prisión o los dejaba en libertad, el exjuez recibió el primer aviso de una serie de amenazas e intimidaciones de la MS , con alta presencia en San Sebastián, San Vicente.
Le dijeron que no se metiera con ellos porque su vida y la de su familia, corrían peligro.
Aún con la amenaza sobre sus espaldas, Cañadas no tuvo otra opción que enviarlos a la cárcel, porque las evidencias presentadas por la Fiscalía eran más que convincentes de que los once procesados eran integrantes de esa pandilla. Días después, los pandilleros le volvieron advertir que dejara de meterse con ellos porque ya sabían donde vivía y donde estudiaban sus hijos.
LEA ADEMÁS: Familia huye a Nicaragua por pandillas
Desde esa ocasión en la que mandó a los 11 pandilleros a prisión, el exjuez comenzó a observar que mareros le controlaban sus movimientos y los de los empleados del tribunal. Permanecían vigilantes en las afueras del juzgado. Cada vez las amenazas y las intimidaciones hacia el exjuez iban en aumento lo que comenzaba a inquietarlo. Un día de abril del 2016, al terminar la jornada laboral, el exfuncionario se dirigió a su vehículo y al llegar vió que le habían pintado las siglas “MS” en su auto.En julio de ese mismo año, el exjuez resolvió, basado en la ley, enviar a la cárcel a más integrantes de la MS porque habían cometido una serie de delitos, entre homicidios y extorsiones. También por pertenecer a agrupaciones terroristas, según la acusación fiscal.
Un mes después, agosto del 2016, a solicitud de la Fiscalía autorizó allanamientos a casas donde residían pandilleros en San Sebastián y sus alrededores. Precisamente ese día cuando salía del juzgado a las 7:30 de la noche, tuvo su primer pesadilla. Al dirigirse a su vehículo, se encontró con no menos de seis pandilleros que le interrumpieron el paso.
Uno de los mareros se puso enmedio de la calle, levantó su mano derecha y le apuntó con un revólver. Aparte de amenazarlo, no le permitía que pasara hasta su auto.
TE PUEDE INTERESAR: Pintor salvadoreño sobreviviente de masacre triunfa en Noruega
En ese momento no pensó más que en su familia. Él esperaba lo peor. Como un milagro que Dios le enviaba, otro de los pandilleros apodado El Trece, uno de los supuestos cabecillas de la MS en San Sebastián, le ordenó al individuo que se calmara, que lo dejara pasar y que no le hiciera ningún daño.Camino a su casa, Cañadas comenzó a sentirse mal, su cuerpo fue invadido por una rara sensación de que si no hubiese sido por la intervención del pandillero que parecía ser el jefe, era probable que el otro marero lo hubiese asesinado.
Fue una experiencia terrible la que vivió. Entonces comenzó a pensar en renunciar al cargo de juez porque ya no quería vivir otro susto similar o de graves consecuencias.
Su preocupación crecía cada día más, lo que sobrepasaba los límites de la tranquilidad familiar. “Mandé a la cárcel a muchos pandilleros, tarde o temprano se la iban a cobrar conmigo o con mi familia, y además porque me atreví a denunciarlos por las amenazas en mi contra”, dice el abogado.
La incertidumbre, el temor y el miedo se apoderaron totalmente del exjuez, sentimientos que crecían a diario cuando se dirigía a sus labores en San Sebastián, porque según él, la Policía no tenía ningún control en zonas con alta incidencia de pandilleros, en el mismo municipio. Sentía que estaba a merced de los pandilleros del lugar cada vez que llegaba y salía de sus labores. Cualquier cosa podía suceder.
Un día que de octubre del año pasado, el exjuez observó a varios pandilleros que merodeaban en los alrededores de su casa, una situación que comenzó a inquietarlo por su familia.
Pero el hecho que le rompió la tranquilidad de forma definitiva y le quebró su valentía de enfrentar el acoso pandilleril, aún cuando había superado muchas acciones intimidatorias, ocurrió un día de noviembre pasado que no recuerda.
Había ido a comprar a un pequeño mercado que está en la colonia La Rábida de San Salvador y se dio cuenta que dos pandilleros lo seguían a paso apresurado.
Cuando pasaron frente a él, uno de los pandilleros los empujó a él y a su hijo, lo que pudo interpretar como un mensaje de que lo tenían controlado y que en cualquier momento le podían hacer algún daño, si continuaba enviando a pandilleros de la MS a prisión.
Luego de este incidente que le generaba más temores y más preocupaciones, el profesional decidió renunciar al cargo de juez Segundo de Paz de San Sebastián, San Vicente, desde el 31 de diciembre del año pasado.
TE PUEDE INTERESAR: Por esta razón Canadá niega asilo político a salvadoreño
Así acababan sus 23 años y 11 meses de carrera judicial, la que comenzó siendo colaborador jurídico, secretario de tribunal hasta alcanzar la categoría de juez de Paz. También fungió como juez suplente de Sentencia en otro departamento.Lo que ahora lamenta el exjuez es que las pandillas estén tratando de infiltrarse en el Órgano Judicial. Aseguró que él se dio cuenta que se había frustrado la juramentación de un juez suplente, porque supuestamente era pandillero o por lo menos tenía vínculos con esos grupos ilegales.
A lo anterior se suma que pandilleros se han infiltrado en algunas universidades privadas para estudiar leyes.